El Rey anima a jordanos y palestinos a colaborar para asentar la paz

Don Juan Carlos hizo ayer un vibrante llamamiento a jordanos y palestinos a que sean solidarios y cooperen para seguir adelante por la senda de la paz, al tiempo que citó el Corán para tratar de convencer a los islamistas de Jordania de que apoyen el tratado que el rey Hussein firmó el 26 de octubre con el primer ministro de Israel, Isaac Rabin. El Rey intervino ante un Parlamento jordano lleno a rebosar, incluidos los diputados integristas, pero no cosechó los aplausos de los diputados del Frente de Acción Islámico (FAI), opuestos a la paz con el Estado hebreo.

Las palabras del Monarca español cobran especial importancia tras el resurgir de la tensión entre el líder palestino, Yasir Arafat, y Hussein porque el recién suscrito tratado otorga a la corona jordana ciertos derechos de custodia sobre los lugares santos musulmanes de Jerusalén que también reivindica el máximo responsable de la autonomía palestina. Esta tirantez puede acabar repercutiendo en la misma Jordania, cuya población es en un 60% de origen palestino.El Rey de España fue ayer el segundo jefe de Estado extranjero -el primero fue, a finales de octubre el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton- invitado a pronunciar un discurso ante el Parlamento de Jordania, en las que el FAI y algunas organizaciones que le son afines ocupan cerca de la cuarta parte de los escaños.

En una primera alusión a los palestinos, el Monarca español pidió que las cuestiones planteadas se resuelvan "mediante fórmulas justas y constructivas, atentas a las legítimas preocupaciones de todas las partes". Después volvió a la carga y abogó por una "solidaridad y cooperación entre jordanos y palestinos" que sea "capaz de responder adecuadamente a los múltiples retos que quedan todavía pendientes".

Amigo ferviente

Los islamistas, los más acérrimos defensores de los legítimos derechos palestinos, debieron apreciar este llamamiento, aunque don Juan Carlos tuvo otras palabras que les estuvieron más específicamente dirigidas. En un intento de arrimarles al proceso de paz, citó dos versículos del Corán: "Si tu enemigo se inclina hacia la paz, hazlo tú también y confía en Dios". Les recordó después, volviendo a citar el libro sagrado del islam, "que aquel de quien te separa la enemistad se convertirá en amigo ferviente".

Con anterioridad el Rey había celebrado que en el Parlamento estén representadas las "diversas sensibilidades religiosas", reconociendo así que aquellos que hacen una interpretación rigorista del islam tienen que interpretar un papel en la sociedad jordana siempre y cuando respeten las reglas democráticas y condenen la violencia como lo ha hecho el Frente de Acción Islámica (FAI).

El jefe de Estado español se mostró finalmente confiado en que su fe en la paz haga mella incluso entre los más reticentes. "Está próximo el día en que la institucionalización de la paz que ahora se está poniendo en marcha sea comprendida y valorada por todos, y que la paz, no sólo la de la legalidad internacional, sino también, y más aún, la paz de las conciencias abra de par en par las puertas de una cooperación cuyos frutos sean la herencia común de todos los pueblos de esta región del mundo".Por ahora no convenció. A diferencia de lo que sucedió con Cliton, los islamistas no abandonaron sus escaños, pero, en su mayoría, tampoco aplaudieron al huésped español. "Nunca se pensó en boicotearle, porque es el jefe de Estado de un país amigo al que nos unen numerosos lazos", explicaba a la salida del hemiciclo AbdeIrahim Yacour, diputado del FAI. ¿Por qué no le han aplaudido? "Porque sólo podemos aplaudir la palabra de Dios", contestó de forma diplomática evitando decir que le había disgustado su respaldo a la paz.