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Los paisajes que Picasso transformó en arte

El museo del artista en Barcelona exhibe 220 obras hasta febrero

Los paisajes que el genio de Pablo Picasso transformó en arte y que jalonaron su fulgurante transición de la pintura académica hacia la innovación cubista, pasando por su legendaria época azul, pueden verse desde hoy hasta febrero de 1995 en el Museo Picasso barcelonés en una exhibición que incluye 220 pinturas, dibujos y grabados. El alcalde de Barcelona y la ministra de Cultura inauguraron anoche la exposición Picasso. Paisajes 1890-1912, con obras del museo barcelonés, el Museo Picasso de París y colecciones públicas y privadas de Europa, Estados Unidos y Japón.

El paisaje no fue nunca el género predominante en la pintura de Picasso, pero el artista cultivó esta veta pictórica con especial asiduidad en los momentos de cambio en su trayectoria creativa. Así, las pinturas paisajísticas tienen una importancia crucial en sus primeros años de formación pictórica académica en Málaga, La Coruña y Madrid. La pintura paisajística cobra una nueva dimensión en las estancias de Picasso en Barcelona y París a principios de siglo y resulta de importancia capital en los diferentes periodos en que el pintor se trasladó a las localidades catalanas de Horta de Sant Joan y Gósol.Fueron momentos en que empezaron a aflorar las innovaciones que más tarde, en París, darían lugar a los periodos pictóricos azul y rosa y, más adelante aún, prefigurarían la evolución del artista hacia el cubismo, la primera innovación totalmente rompedora de la vanguardia del siglo XX.

"El paisaje es una piedra de toque fundamental en la pintura picassiana, hasta el punto de que puede decirse que el artista se formó a través de la pintura paisajística, aun cuando ésta no era su motivo más característico. Cuando Picasso pinta paisajes, quema etapas evolutivas muy rápidamente", explicó ayer María Teresa Ocaña, directora,del Museo Picasso de Barcelona y comisaria de la exposición Paisajes, que sólo se mostrará hasta el 12 de febrero próximo en este museo.

Para Ocaña, "el montaje de esta exposición, con los préstamos de obra de algunos de los museos más importantes del mundo con obra picassiana nos permite realzar las colecciones del museo barcelonés, que posee el fondo más importante de los primeros años del pintor y que cuenta con un número de obras paisajísticas muy significativo. Poderlas exhibir ahora con sus piezas complementarias o sus secuelas es una oportunidad única; permite ver con una nueva mirada algunas obras que nos parecían muy conocidas y hace posible para el espectador una apreciación más completa de la asombrosa maestría de Picasso, perceptible ya en sus primeros trabajos sobre papel o madera".

Las piezas exhibidas en Picasso. Paisajes 1890-1912 proceden de centros públicos como el Musée Picasso de París y Musée des Beaux-Arts de Reims (Francia); el Moderna Museet de Estocolmo; el Kawarnura Memorial Museum de Sakura (Japón); el Museo Pushkin. de Moscú y el Hermitage de San Petersburgo (Rusia); el Ashmolean Museum de Oxford y la Burrell Collection de Glasgow (Reino Unido); la Galería Nacional de Praga, y el Museo de Arte Contemporáneo de Milán. También hay piezas de colecciones particulares, como la Thyssen-Bornemisza de Lugano, y obras pertenecientes a los descendientes del pintor. Las obras más antiguas, así como los bocetos y estudios preparatorios, pertenecen al museo barcelonés.

Pasos hacia el cubismo

La exposición presenta un orden cronológico y se articula en apartados temáticos que ilustran la evolución artística del paisaje picassiano entre 1890 y 1912. El recorrido comienza con los primeros paisajes de la infancia del artista, realizados en Málaga y La Coruña entre 1890 y 1895. A continuación, se exhiben los paisajes urbanos barceloneses y las potentes plasmaciones del paisaje malagueño que el pintor creó en los años de consolidación de su aprendizaje, pasados en Barcelona y Málaga entre los años 1895 y 1898.Los primeros viajes a París, el contacto con los posimpresionistas y, sobre todo, la libertad de trazo y el colorido que adquirió en su primera estancia en el pueblecito catalán de Horta de Sant Joan, entre 1898 y 1901, integran el tercer tramo de la exposición. La última piarte la componen los paisajes de la época azul (1901-1904), las poderosas obras surgidas de su primera estancia en la población leridana de Gósol (1906), que marcarían sus primeras intuiciones del cubismo.

La exposición culmina en los paisajes que creó en su estudio de la parisiense Rue du Bois hacia 1908 y en la consolidación de su estilo cubista con las obras que realizó en su segunda visita a Gósol (19091) y posteriormente en París hasta 1912.

Los últimos cuadros de la exhibición nos muestran a un Picasso ya definitivamente vanguardista, firme dominador de sus recursos pictóricos y fascinado por la deconstrucción del paisaje hasta el punto de (que lleva algunas obras hasta los límites de la abstracción

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