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Crítica:ÓPERA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El talento vence al presupuesto

En el teatro de la Escuela Superior de Canto, antigua sala de baile del palacio Bauer, el Festival de Otoño presentó Otra vuelta de tuerca, ópera de Britten sobre la narración de Henry James publicada en 1898 y que, a pesar de su rara fantasía, procede de un suceso real.Con sólo seis personajes y una orquesta de 15 profesores, el músico británico logra una pieza maestra. El plan sigue el procedimiento de secuencias -del que todavía se servirá Britten en su última ópera, Muerte en Venecia- que a su vez se apoyan en el recurso musical de las variaciones a partir de un tema de 12 sonidos que, por supuesto, nunca desemboca en dodecafonismo.

El tema infantil, abordado otras veces por Britten, se alía aquí con lo fantasmagórico, misterioso y, al fin, trágico, pues las obsesiones de los dos muchachos (un niño y una niña) y la lucha para liberarlos de ellas emprendida por la institutriz, se resuelve positivamente en el caso de la pequeña, pero acaba con la vida del niño. Siguiendo el argumento, sus tensiones humanas y extrahumanas y haciendo unidad de la palabra y la música, Britten nos da, una sucesión de bellezas en un lenguaje escueto, tanto si se trata de evocar las razones de pavor, cuanto si se apoya en la emotiva ingenuidad de unas cancioncillas infantiles, todo ello a través de una expresión poética y un dominio técnico admirables.

Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid

Otra vuelta de tuerca, ópera de Myfanwy Pepper, basada en la obra de Henry James, música de Benjamín Britten. Nueva ópera de Berlín. Dirección musical: S. Gottschick; dirección escénica: A. Paeffgen. Escenografia e iluminación: A. Greiger y Paeffgen. Intérpretes: Barry Rian, tenor; Lori McCann, Anke Hóppner e Itziar Real, sopranos; Bruno Silva y Ulrike Stöve, niños. Orquesta de la Comunidad. Escuela Superior de Canto. Madrid. 5 de noviembre.

La versión de la Neue Opern Und Theaterbührie Berlin con dirección musical de Sebastian Gottschick y escénica de Alexander Paeffgen, puede calificarse de perfecta y es de las que viene a demostrar que en el teatro musical, como en tantas otras cosas, es más importante el talento que los crecidos presupuestos. Absolutamente fuera de serie el niño Bruno Silva, como cantante y como actor, y a ese nivel todo el reparto y la ingeniosa escenografía, limitada al juego de unos simples volúmenes y de las luces, pero capaz de activar nuestra imaginación. El conjunto actuó coordinado y expresivo como si de un gran cuarteto se tratara. La reducida sala estuvo rebosante de un público que mostró largamente su entusiasmo.

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