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Una ley china 'convencerá' de abortar cuando el feto sufra "una seria anormalidad"

Se prohibirá el matrimonio entre enfermos mentales o contagiosos

En su afán por conseguir alimentar al 22% de la población mundial -más de 1.180 millones al final del pasado año-, China mantiene firmes sus pautas en la fijación de estrategias para el control de natalidad. La última de estas medidas, calificada como draconiana por la opinión pública internacional, es una ley encaminada a "mejorar la calidad de la población" y que ayer aprobó el Parlamento chino. Según la misma, una mujer encinta cuyo feto sea "gravemente anormal" será convencida de que debe abortar y las personas que sufran enfermedades mentales o contagiosas "deberán suspender sus matrimonios si la enfermedad es seria o susceptible de afectar a una tercera persona".La polémica que suscitó el borrador de esta ley en diciembre pasado es, quizá, el motivo de que haya sido rebautizada como 'ley para la protección de madres y niños", evitando mencionar los términos "eugenesia" y "nacimientos inferiores", que aparecían en el borrador original. Según aquel borrador, las mujeres embarazadas a las que se les diagnosticaran enfermedades infecciosas o cuyos fetos presentasen anormalidades, podrían ser obligadas a abortar a fin de intentar frenar los nacimientos de disminuidos físicos, que se calculan entre 300.000 y 400.000 cada año. Según el Ministerio de Salud Pública, China cuenta con 10 millones de personas minusválidas. El texto aprobado ahora habla de "intentar convencer" a la mujer de que aborte en estos casos, aunque añade que la última palabra siempre la tendrá la madre, informa Reuter.

Ha quedado, sin embargo, casi igual el apartado dedicado al matrimonio, ya que la ley insiste en impedir la boda entre enfermos mentales o personas que sufran un mal contagioso, como fórmula para prevenir nacimientos de bebés malformados o deficientes. La nueva versión de la ley no se ha hecho pública, aunque -según informa la agencia oficial de noticias Xinhua- hace más bien hincapie en la incorporación de chequeos prematrimoniales y prenatales que detecten estas enfermedades. Las limitaciones y medidas para estos casos serán desarrolladas en artículos complementarios.

Mientras Mao impulsaba la formación de una nación poderosa, cuya fuerza se apoyaba en el peso demográfico, el disparado aumento de la población ha sido, a partir de mediados de los setenta, uno de los principales quebraderos de cabeza de los líderes chinos.

La política de limitación de la natalidad, con la imposición de un solo hijo por familia, es observada estrictamente en las ciudades, aunque no ocurre lo mismo en el campo. Allí, la tradición ancestral de familias con múltiples hijos, y preferiblemente varones, se ve ahora respaldada en cierta manera por la política de liberalización económica.

El fenómeno del hijo único está provocando, al mismo tiempo, importantes cambios en el carácter de las generaciones más jóvenes. Los niños que han nacido en la última década, crecen rodeados de los mimos y cuidados. Son -según estudios recientes- mucho más introspectivos, caprichosos y autoritarios. Físicamente también han cambiado: agasajados con los caramelos y helados que sus padres nunca soñaron comer, son más gordos; a ellos están dirigidas las cada vez más numerosas clínicas privadas, donde se aplican, a precios de lujo, tratamientos para adelgazar.

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