Desde 1985 se ha cuadruplicado el número de universitarios que ingresan con más de 25 años

Con muy poca frecuencia al hablar de Universidad, y más concretamente de universitarios, se piensa en las miles de personas que ingresan en la enseñanza superior por la vía del acceso para mayores de veinticinco años. Y eso que hablamos de una cifra nada despreciable, que seguramente supere en estos momentos la cifra de 20.000 alumnos.La tónica dominante en el último lustro confirma una tendencia al alza: si en 1985 aprobaron las pruebas de acceso 4.863 alumnos en toda España, en 1992 la cifra ascendía a 16.790 según datos del Instituto Nacional de Estadística. En el año 1991 (único del que se dispone de datos completos) se presentaron 49.478 aspirantes, de los que aprobaron 14.522, es decir, el 29,4%. El testimonio de los alumnos consultados por este diario pone de manifiesto que la decisión de ingresar en la universidad sin el recorrido previo por todo el sistema preuniversitario, responde, sobre todo, al "hambre de conocímientos". Lo contrario del supuesto pragmatismo de los más jóvenes, de quienes se suele afirmar que la mayoría llegan a la universidad buscando sólo un título que les abra las puertas del mercado de trabajo.

Entre los 30 y los 40

La media de edad de los alumnos mayores se sitúa entre los treinta y los cuarenta años, casi todos abandonaron los estudios antes de finalizar el bachillerato, y, en su mayoría, trabajan. "Este es el perfil del alumno que se matricula en el curso de acceso para mayores de 25 años en la UNED", según Luis de la Peña, que imparte Lengua y Literatura en dicho curso en la citada universidad.

En el curso 1993-94 la UNED recibió 22.270 solicitudes de matrícula, de las que fueron aceptadas 18.401. "Nuestro caso es diferente al resto de las universidades, ya que para poder optar al examen de ingreso deben necesariamente pasar por el curso que se imparte de octubre a mayo", matiza Luis de la Peña. 7.202 aprobaron este pasado curso el ingreso y son por tanto los nuevos alumnos mayores de veinticinco años que han comenzado este mes de octubre sus estudios superiores en la UNED.

Tal vez sea éste el perfil que mejor define al estudiante universitario mayor de veinticinco años: una entrega entusiasta a los estudios que eligen, orientados principalmente hacia las carreras de humanidades y ciencias sáciales y jurídicas. Derecho, Económicas, Empresariales e Historia, son las más demandadas en la UNED, circunstancia sobre la que se apoyan los docentes para sostener que los puestos ocupan estos alumnos se encuentran entre. los "mejor aprovechados de la universidad".

Pese a todo, en los últimos meses se ha escuchado con insistencia que se avecinan cambios en la situación actual de estas pruebas. Algunas academias dedicadas a preparar a estos aspirantes señalan que existe la intención política de cambiar la orientación de las mismas. Incluso, hay quien advierte sobre la posibilidad de que se supriman no se sabe muy bien por qué motivos. "En absoluto. No existe ningún proyecto, ni borrador, ni intención de eliminar o cambiar las pruebas de acceso para mayores de veinticinco años", desmienten con rotundidad fuentes de la Secretaría de Estado de Universidades.

La entrada de alumnos por esta vía no se reduce sólo al curso de acceso de la UNED. Cada universidad realiza sus propias pruebas, sin curso previo, durante los meses de marzo y abril. Los alumnos que acuden a estos exámenes suelen haber pasado por alguna de las incontables academias que se han especializado en la preparación de mayores de veinticinco años aspirantes a ingresar en la universidad. El panorama no parece ser muy del agrado de los directivos de estas empresas privadas. Dicen que la falta de criterios comunes en las pruebas facilita el "caos y la anarquía" tanto en el temario como en la orientación de los exámenes.

Criterios anárquicos

Vicente Martínez dirige desde hace 12 años una de las academias más solicitadas de Madrid. Este mes de octubre han comenzado a preparse para las pruebas de acceso de 1995 ochocientas personas en esta academia. "El número de nuestros aprobados es muy alto", asegura Vicente Martínez, "pero existe un caos total en cuanto a homogeneidad, es decir, cada universidad realiza unas pruebas diferentes. En un campus te encuentras con exámenes muy específicos sobre materias de nivel de COU, y en otro con pruebas de carácter muy general basadas en lo que se publica en los periódicos".

Martínez insiste sobre posibles cambios. "Se rumorea que van a cambiar las pruebas, pero el Ministerio no tiene ni siquiera un borrador. Tiene que producirse un cambio. Tal y como están planteadas, sin criterios homogéneos, son una auténtica anarquía".