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Lo más difícil es decidirse

El curso que imparte la UNED, obligatorio para presentarse a las pruebas para mayores de 25 años en esa universidad, comprende cinco asignaturas que los alumnos deben aprobar dentro del año académico: Lengua española, Matemáticas básicas o especiales (en función de que la carrera vaya a ser de ciencias o humanidades), un idioma (a elegir entre inglés, francés, italiano o alemán) y una asignatura optativa relacionada con los futuros estudios superiores.Puede pensarse que a estos estudiantes les va a resultar especialmente difícil retomar el hábito de estudio, sobre todo porque la mayoría no acabó el bachillerato. Pero no siempre es así. Incluso para quienes sopesan el riesgo, el esfuerzo suele merecer la pena por el sólo hecho de haberlo intentado. Miguel Martínez tiene 37 años, dejó los estudios en octavo de EGB y trabaja como empleado en una empresa de fotocopias cuya clientela es básicamente universitaria. "Lo más difícil es decidirse. Te lo piensas mucho porque sabes que te va a costar tres veces más. Cuando ya has dado el paso lo más importante, al menos en mi caso, es la sensación de que eres capaz; que si no apruebas lo puedes volver a intentar. Es muy gratificante saber que siempre existe otra oportunidad".

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Volver a las aulas

"Siempre quise ir a la universidad, pero me casé muy joven y tuve que abandonar en segundo de BUP", confiesa Marta Rodríguez, que a sus 28 años ha decidido reanudar los estudios. "La verdad es que hasta hace dos años no sabía ni que existía esta vía, cuando me lo comentaron no lo dudé. Estaba claro que no podía, a mis años, volver a las aulas de bachillerato, soy demasiado mayor, y, además, no tengo tiempo material porque trabajo como secretaria en un bufete de abogados. No descarto la posibilidad de ejercer, pero me interesa más aprender".

Si la posibilidad de no superar las pruebas de acceso no desamina a los aspirantes, en cambio sí expresan cierto temor a elegir mal la academia donde prepararse. En la academia que dirige Vicente Martínez, los tres docentes que imparten las clases son licenciados. Sin embargo, aunque ésta suele ser la situación de buena parte de las academias, en ocasiones se han escuchado denuncias que apuntan a la existencia de algunas empresas que hacen pingües beneficios ofreciendo cursos de preparación sin las garantías suficientes.

"Cada cierto tiempo se oye este asunto", interviene Vicente Martínez, director de una academia en Madrid. "Nosotros somos los primeros interesados en limpiar el sector, no le quepa duda. De todas formas, si una academia no ofrece garantías se notará en el número de aprobados. Y la gente no es tonta, mucho menos estas personas que ya son suficientemente adultas", concluye Vicente Martínez.

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