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Argentina hace justicia a la obra de Julio Cortázar con una película sobre su vida

El filme recoge testimonios y entrevistas inéditas con el escritor

Juan Jesús Aznárez

La primera película sobre el escritor argentino Julio Cortázar, dirigida por un compatriota, el joven cineasta Tristán Bauer, se estrena hoy en Buenos Aires, a los 10 años dé su muerte, con entrevistas y filmaciones inéditas, y un interés fundamental: devolver al autor de Rayuela algunos de los merecimientos que le fueron negados en su país. Bauer asegura que "la investigación para reconstruir la vida de Julio fue muy larga. Recorrimos el mundo como arqueólogos; investigamos en París, Bruselas, todo Centroamérica, y aquí, en Buenos Aires".

En los 80 minutos presentados al público, el autor de Cortázar se refiere a su obra literaria y al compromiso político con América Latina en la década de los cincuenta, "dominada por un imperialismo que la quiere convertir en una factoría, en una colonia".El montaje de la película, presupuestada en unos 30 millones de pesetas, con guión de Bauer y Carolina Scaglione, fue bastante complejo y quedaron fuera casi siete horas de filmación. TVE, con uno de los archivos más importantes sobre Cortázar, vendió los derechos de ocho minutos para televisión. Bauer, nacido en 1959, admite que no se le hizo justicia en Argentina, y por eso: "Esta obra era para mí un gran desafío. Nosotros los argentinos le debemos muchísimo a Julio Cortázar, y, de alguna manera, con esta película le estamos devolviendo un poquito".

La filmación de Bauer descubre manuscritos, fotos de familia, discos, grabaciones de sus textos, una milonga regalada a Tatá Cedrón y otros recuerdos cedidos por el archivo personal de su viuda, Aurora Bernárdez. "La relación con ella fue muy buena, sobre todo por tener una mirada- distinta sobre, Cortázar. Y esto, que podría haber sido dificultoso, sirvió para polemizar sobre algunas cosas, pero también para conseguir un gran respeto por parte de Aurora, que colaboró mucho."

Tributo

Aurora Bernárdez discrepaba con los guionistas reclamando una mayor presencia del Cortázar intelectual, en el retiro de París, frente al Cortázar político. La idea inicial, por encargo de la Fundación del Banco Mercantil Argentino, fue rodar un vídeo de 20 minutos: "Lo que ocurre es que cuando me hacen ese planteamiento lo siento como un proyecto mío, no como una película que te encargan, y enseguida el deseo de transformarlo en un largometraje cinematográfico. Es un tributo obligado a un amigo, a un hombre al que quisimos de todo corazón.

Tristán Bauer, cuyo primer largometraje de ficción, Después de la tormenta (1990), fue distinguido en los festivales de San Sebastián y de Huelva-, se declara satisfecho por la colaboración del Instituto Nacional del Cine, especialmente porque "finalmente el Estado argentino, que siempre ha censurado y marginado a Cortázar, participa en el proyecto, al menos económicamente".

El cinesta subraya que la idea de retratar a un ser humano a través del espíritu de su narrativa le obligó a desprenderse de un discurso documental "tradicional". "Nuestra propuesta consiste en trasladar los elementos más característicos de su literatura, entre ellos el desdoblamiento de los personajes, la ruptura de una continuidad espacio-temporal, de la realidad y la fantasía, a un lenguaje cinematográfico". La banda sonora ha sido muy cuidada, con temas de jazz y Mozart vinculados a la creación literaria del gran autor argentino, e incluye tres tangos con su letra: Veredas de Buenos Aires, La Cruz del Sur y Java. El Quinteto en la mayor de Mozart, solicitado por Cortázar en su lecho de muerte, acompaña la lectura de Rayuela.

Bauer concluye con un chiste para destacar que, además de su melancolía porteña, el célebre argentino tenía "un humor increíble". El escritor de Torito, en una secuencia del filme, dice: "Anoche me contaron un buen chiste. Es así. Sale un nueva marca de hojitas de afeitar y ¿sabés cuál es el eslogan de la propaganda?: "No hace falta ni agua ni jabón, con las lágrimas basta".

Contra Perón

La película de Tristán Bauer. recoge algunas entrevistas inéditas con el escritor argentino. En una de ellas, desconocida en Argentina, Cortázar confiesa que escribió en soledad, en la pobreza y sin apoyo editorial. "Y cuando los editores se despertaron a mis libros, a los libros de Fuentes, de García Márquez, a los de Vargas Llosa, se despertaron porque las primeras, precarias y difíciles ediciones habían sido bruscamente leídas por un montón de gente, que se las pasó de mano en mano, y los editores, que no son tontos, y están ahí para ganar dinero, comprendieron perfectamente que a esos escritores había que e(¡¡tarlos". "Yo pertenezco a tuna generación", prosigue Cortázar, "que no leía a los escritores latinoamericanos sino con cuentagotas. Teníamos a Borges, teníamos a Arlt, y ahí se acababa. Estábamos vueltos a Europa".En otra secuencia de la película, Julio Cortázar se refiere a los apasionados y excluyentes años del general Juan Domingo Perón. "Esos tiempos: el peronismo ensordeciéndome a puro altoparlante en el centro, el gallego portero llegando a mi oficina con una foto de Evita y pidiéndome de manera nada amable que tuviera la amabilidad de fijarla en la pared (traía las cuatro chinches para que no hubiera pretextos)".

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