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CRISIS EN EL SECTOR AÉREO.

Las compañías privadas piden más transparencia a la Comisión

"Con las subvenciones a determinadas compañías aéreas lo que se está haciendo es subvencionar la caída de las demás". La opinión de Ivo von Kursell, portavoz de Lufthansa, es compartida por otras importantes compañías públicas -como British Airways o SAS- y por la inmensa mayoría de las privadas, que alegan que las grandes sumas de dinero público que se destinan a ayudar a empresas con problemas son competencia desleal."La Comisión", ha escrito en The Wall Street Journal sir Michael Bishop, presidente de British Midland, "tiene que reconocer que todas las ayudas estatales, por definición, distorsionan la competencia. Para llevar a cabo su política de desregulación tendría que tomar la iniciativa y rechazar más ayudas". "Habrá ocasión de hacerlo a finales de este ano o principios del próximo, cuando esas compañías que ya han recibido lo que era su última ayuda vengan a pedir más".

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Entre e as está Iberia, que hace dos años engulló 120.000 millones de pesetas de ayuda pública y ahora pide otra cantidad similar. La aprobación de la Comisión de nuevas ayudas a Air France decisión recurrida al Tribunal de Luxemburgo, o recientemente a Bull, también francés, ha abierto de nuevo una puerta en Bruselas que muchos creían ya cerrada. Especialmente los británicos.

Intereses políticos

Además de la British, que lucha con todas sus fuerzas contra las ayudas a Air France, la Confederación de la Industria Británica, la CBI, ha pedido que los procesos para decidir las ayudas sean más transparentes y se tenga más en cuenta a terceras partes que puedan resultar perjudicadas. Nick Forwood, un especialista en ayudas estatales citado por el Financial Times, va más lejos al asegurar que los comisarios europeos todavía deciden qué es de interés para la UE juzgando los casos "no en términos de competencia, sino por intereses específicos"."El problema para la Comisión", mantiene Bishop, "es que intenta introducir competencia en un mercado históricamente muy regulado". "Desde la II Guerra Mundial, en Europa ha habido toda una tradición sobre las compañías de bandera"., dice. "El Estado era su dueño más por orgullo nacional que por negocio, y eso pesa mucho en la política europea".

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