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Una sociolingüista analiza el sexismo en el lenguaje laboral

Primero fue You just don't understand (Tú no me tiendes) y que se mantuvo como bestseller el año pasado en EE UU. Ahora llega Talking from 9 to 5 (Hablando de 9 a 5), el nuevo libro de Deborah Tannen, sociolingüista y profesora de la Universidad de Georgetown (Washington), en el que mantiene que existe un muro en la comunicación entre hombres y mujeres que se manifiesta diariamente en el ámbito laboral.

"¿No le importaría pasarme este informe a limpio?"' le dice la jefa a su secretaria. "Páseme por favor este informe a limpio" ordena el jefe a su secretaria. Ejemplos como éste, que ilustran la diferencia de trato según el sexo de la persona que tiene el poder, desbordan las páginas del libro.El aumento en la sensibilidad hacia los asuntos relacionados con la diferencia de puntos de vista según el sexo ha cambiado la manera en la que los hombres y las mujeres hacen sus trabajos y se comunican entre ellos. Sin embargo, según Deborah Tannen, los malentendidos profesionales entre hombre y mujer por la diferencia entre estilos conversacionales son muy frecuentes.

En Talking from 9 to 5, Tannen desarrolla la teoría que emprendió en su primer libro: la diferencia implícita entre los sexos, lo que provoca un mayor índice de malentendidos, es la manera en que los hombres y las mujeres dialogan. En opinión de Tannen, los procesos de socialización linguística son diferentes para los niños y para las niñas, y por lo tanto hay que enfocar esas diferencias como lo que son: como resultado de un cruce comunicativo y cultural. Hombres y mujeres, según Tannen, están tan distantes como un japonés y un occidental.Mientras que a las niñas se les enseña a hablar propiciando un consenso, los niños reciben una educación que promueve la idea de jerarquía, de no mostrar las debilidades y de saber dar órdenes. Tannen opina que estas diferencias, son realmente desconcertantes cuando surgen en el trabajo.

Las mujeres, que tienden a preferir el toque sutil, alternando la crítica y el elogio, aparecen como débiles, indecisas e incapaces de' ocupar puestos de autoridad. Al contrario, los hombres, que tienden a ser mucho más bruscos con sus comentarios, son acusados de utilizar su poder para hacer sentir inferiores a las mujeres.

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