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CITA CON LAS URNAS EN ALEMANIA

Kohl resucita en la recta final de la campaña el fantasma del anticomunismo

Miguel Ángel Villena

ENVIADO ESPECIALHelmut Kohl agitó ayer todos los fantasmas del anticomunismo y de la reciente historia alemana para desacreditar a los socialdemócratas del SPD, sus más directos rivales en las elecciones generales del próximo domingo en Alemania. Ante cerca de 5.000 enfervorizados seguidores, el canciller democristiano de la CDU utilizó su mitin de Berlín para clamar que Rudolf Scharping, el candidato del SPD, aceptará el apoyo de los ex comunistas del PDS para gobernar en Bonn si la suma de diputados de la izquierda alcanza la mayoría en el Bundestag (Parlamento federal). "Si entre los tres -SPD, Verdes y PDS (ex comunistas)- logran la mayoría simple, Scharping aceptará el apoyo de los excomunistas como ya hizo recientemente en el land de Sajonia-Anhalt", manifestó el canciller en un discurso en el que descalificó continuamente a los extremistas de derecha y de izquierda, a los que tildó de "absolutamente perniciosos" para Alemania.

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Kohl trata en esta última semana de campaña de movilizar a su electorado para que acuda masivamente a las urnas y no se confíe en la victoria segura que los sondeos otorgan a los democristianos. "Las elecciones no están ganadas. Necesitamos cada voto y los sondeos no son reales hasta que no se concretan en los comicios", afirmó el canciller. A pesar de que los socios liberales del FDP necesitarán con toda seguridad del segundo voto de los electores de la CDU -el que se concede a los partidos y no a los diputados- para entrar en el Parlamento alemán, Kohl eludió pedir el apoyo de las bases de la CDU para sus actuales compañeros de Gobierno. La ausencia de los liberales en el futuro Parlamento puede provocar, si no rebasan el 5% mínimo exigido, la pérdida de la mayoría absoluta que el centro-derecha ha disfrutado desde hace 12 años.

"Fascistas de rojo"

Pero el dirigente democristiano centró toda su artillería dialéctica contra los ex comunistas en un Berlín dividido por un muro hasta hace cinco años, pero que en las últimas elecciones europeas del pasado mes de junio registró un considerable avance del PDS, sobre todo, en el sector oriental. "Si los comunistas llegan a jugar algún papel en la política alemana peligran las inversiones económicas y la estabilidad de nuestra república. Los comunistas son fascistas disfrazados de rojo", gritó Kohl entre los aplausos de la multitud.

A pesar de que el paro y la crisis económica aparecen como la principal preocupación de los berlineses, de uno u otro lado, Kohl se limitó a pedir un esfuerzo colectivo para sufragar los elevadísimos costes económicos de la reunificación. En un tono triunfalista, Kohl apareció como el artífice de la reunificación alemana y despreció olímpicamente las críticas que la izquierda ha vertido sobre el ritmo y el coste económico de la nueva unidad.

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