El canciller alemán llama al orden a sus ministros de Defensa y de Exteriores

El canciller federal alemán, el democristiano Helmut Kohl, llamó ayer al orden a su ministro de Asuntos Exteriores y vicecanciller, el liberal Klaus Kinkel, y al de Defensa, el democristiano Volker Rühe, y les advirtió que no deben ventilar en público sus diferencias sobre política de seguridad.

Yinkel sostuvo el jueves, en un discurso pronunciado ante el comando del Ejército en Coblenza, posiciones contrarias a las que Rühe había defendido en la reciente reunión de la OTAN en Sevilla. El ministro de Exteriores considera que no se deben mencionar de forma expresa los países del Este de Europa que entrarán en la OTAN, ni tampoco fijar plazos para ese ingreso.

Según Kinkel, "la ampliación de la OTAN y la Unión Europea Occidental con nuevos miembros no puede llevar al aislamiento de los que no pueden ser admitidos". "Una nueva división", continuó, "de nuestro continente no interesa ni a la política exterior alemana, ni a la europea". Según Kinkel, no puede ser que el precio para su ingreso en la Alianza sea la formación de nuevos bloques y la vuelta a la confrontación.

En Sevilla Rühe se pronunció por una rápida integración en la OTAN del rupo de Visegrado (Polonia, Hungría, República Checa y Eslovenia) y por dejar claro que Rusia no entrará.

Kohl se presentó ayer ante la prensa en Bonn durante algo más de una hora rebosante de seguridad y sin cesar de repetir que se alegraba de las repetidas preguntas sobre su retirada en 1998, porque eso indica que los periodistas dan por supuesto que él ganará las elecciones el próximo 16 de octubre y seguirá como candiller federal. No obstante el tono jocoso de toda la conferencia de prensa, Kohl se puso serio, cuando llamó la atención a sus ministros, "como quiera que se llamen", por debatir en público un tema tan delicado.