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Entrevista:INTERVENCIÓN EN EL CARIBE

"Hay gran satisfacción en América por la solución encontrada en Haití"

Antonio Caño

La llegada de César Gaviria a la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA), puesto del que tomó posesión el día 15, ha coincidido con el periodo más turbulento de la política de la Administración de Bill Clinton en América Latina, especialmente con las crisis de Haití y Cuba y los problemas presentados ante la próxima cumbre de las Américas en diciembre. El ex presidente colombiano, de 47 años, opina que la solución encontrada en Haití ha sido recibida con "gran satisfacción" por América Latina, e invita a abrir un diálogo directo con Fidel Castro para favorecer "el cambio gradual" en Cuba. Su nombramiento puede dar mayor dinamismo a una organización casi paralizada por la ineficacia, el burocratismo y la excesiva intromisión de Estados Unidos.Pregunta. ¿Está usted de acuerdo en la forma en que EE UU ha resuelto la crisis de Haití?

Respuesta. Hay que distinguir qué es resolver la crisis. Si estamos hablando de la solución pacífica que se encontró el domingo pasado con la mediación de Jimmy Carter, yo podría señalar sin duda que en América hay una gran satisfacción por que ello se haya dado de esa manera. En todo el continente hay una idea positiva de que eso se haya desenvuelto de esa manera, aun con todos los problemas y dificultades que se han presentado en Haití.

P. ¿Comparte la idea de que se han creado incertidumbres sobre el futuro de ese país?

R. El regreso del presidente Jean-Bertrand Aristide, y suponiendo que todo saliera bien de aquí a que el presidente regrese, que es cosa que no es fácil, es apenas el comienzo de lo que puede llamarse la recuperación de la democracia. El proceso, al cual tiene que contribuir la OEA, va a ser complejo.

P. ¿Está usted de acuerdo en que el general Raoul Cédras se quede en Haití?

R. Este asunto tiene en este momento unos responsables. Las fuerzas multinacionales y las Naciones Unidas tienen ahí una responsabilidad. Yo creo que el problema más inmediato al que hay que hacer frente tiene que ver con los atropellos cometidos por el Gobierno de facto y las fuerzas de policía contra la población. En general, eso tiene que ver con el desarme de esas fuerzas y con la necesidad de que lleguen nuevas fuerzas de policía. Y, en el más mediano plazo, hay problemas de tipo institucional: por un lado, el retiro del Gobierno de facto; por otro, asegurarse de que el Parlamento que va a tomar las decisiones fundamentales sobre Haití no vaya a ser un Parlamento sin legitimidad. En este sentido, creo que se tienen que atender las preocupaciones bastante válidas que tiene el presidente Aristide.

P. ¿Defiende usted, entonces, la necesidad de desarmar al Ejército haitiano?

R. Sí, claro. A esas fuerzas tienen que desarmarlas. Es comprensible que eso sea un proceso, pero ésa es una tarea bien importante. La siguiente es poner allí fuerzas de policía.

P. ¿Se siente usted, como secretario general de la OEA, vinculado al acuerdo alcanzado por Jimmy Carter?

R. La OEA está vinculada al acuerdo de la isla del Gobernador. Yo entiendo el acuerdo [de Carter] como un acuerdo de carácter operativo relacionado con las operaciones militares que, en lo político, no se puede colocar al mismo nivel que el de la isla del Gobernador.

P. ¿Le informó Washington sobre esa negociación?

R. Me informaron con anticipación a la intervención televisiva del presidente Clinton el domingo. No es que me hayan consultado, ni que yo crea que tienen que consultarme. Me dieron información.

P. ¿Ha llegado usted a este despacho con ideas nuevas para afrontar la crisis de Cuba?

R. Yo creo que el tema de Cuba tiene que ser afrontado de una manera menos ideológica y más pragmática. Es indudable que en este continente todos los países desean que en Cuba haya cambios políticos y económicos y avances hacia un régimen de libertades, pero también tengo la profunda convicción de que se debe estimular el cambio gradual, que la teoría del todo o el nada, que la teoría de cambios abruptos y radicales en Cuba puede no ser la mejor. Yo creo que todos deberíamos hacer un esfuerzo para estimular los intercambios, las comunicaciones y la colaboración para que se ayude a que el cambio gradual sea posible.

P. ¿Es usted contrario al embargo de EE UU contra Cuba?

R. Yo no quiero opinar sobre la política de otros países. Obviamente, la mayoría de los países del continente no comparten esa política. Es indudable que esa política ha demostrado sus limitaciones a lo largo de las décadas.

P. ¿Es cierto que es usted amigo de Fidel Castro?

R. Sí, yo tengo una buena relación con Fidel Castro desde hace muchos años, y más recientemente hemos intensificado esas charlas. Yo creo que la charla franca con Castro es útil. Yo creo que mucha más gente debería hacerlo. Creo que es bueno hablar con Castro, con los funcionarios de Cuba, cooperar para buscar salidas a problemas específicos. El Gobierno español ha estado en eso también, y creo que ha hecho cosas útiles.

P. ¿Es de suponer que Cuba será un tema de la agenda de la OEA en los próximos meses?

R. Sí, es muy probable. La mayor parte de la agenda de esta organización va a estar al servicio del fortalecimiento del sistema interamericano, y en el camino se va a encontrar con temas como ese.

P. Supongo que es usted testigo de las quejas de muchos países de América Latina por la indiferencia que la Administración de Bill Clinton ha mostrado hacia el continente.

R. Lo que puede haber es cierto enfriamiento de las expectativas, porque se ha visto que la velocidad de la integración hemisférica es más lenta de lo que nosotros quisiéramos. Lo que hay es el reconocimiento de que es imposible pensar que Estados Unidos o cualquier otro país va a venir a resolver los problemas del hemisferio.

P. ¿Teme usted que la cumbre de diciembre en Miami se vea entorpecida por la decisión de Estados Unidos de retrasar las negociación de acuerdos comerciales con América Latina?

R. Las relaciones de América Latina con Estados Unidos no pueden depender sólo de temas coyunturales. La cumbre de las Américas no está supeditada únicamente a temas comerciales.

P. Da la impresión de que la Cumbre de las Américas va a suponer la muerte de las cumbres con España y Portugal, y que el acercamiento de América Latina con EE UU puede ser a costa de la relación con España.

R. No. Con Estados Unidos tenemos tareas comunes que desarrollar que no son siquiera competitivas con aquellas que nos unen a España y Portugal. No veo de ninguna forma que el fortalecimiento de los lazos en América compita con el tipo de relación que España y Portugal tienen con los países latinoamericanos.

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