Clinton mantiene el plan de invasión de Haití a la espera del resultado de la mediación de Carter
Mientras Jimmy Carter, al frente de una misión de paz norteamericana, entregaba ayer a los jefes militares haitianos en Puerto Príncipe una última oferta para que abandonen el país voluntariamente, el presidente Bill Clinton revisaba personalmente en el Pentágono los planes de la invasión que se producirá si los dictadores de Haití rechazan esta oportunidad. Clinton advirtió que "no habrá más retrasos" en la intervención, y el Ejército estadounidense anunció que la flota de guerra está ya en sus posiciones y lista para "responder muy rápidamente" a las órdenes del presidente.
Jimmy Carter, a quien acompañan en esta dramática gestión, el ex general Colin Powell y el senador Sam Nunn, dijo que su misión es "muy simple y muy importante: trabajar con los funcionarios haitianos para conseguir, la aplicación pacífica de la política del Gobierno de Estados Unidos y las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas".El presidente Clinton dejó claro en un discurso radiofónico emitido ayer que el mensaje que llevó Carter a los militares haitianos era el de advertirles que "tienen que irse o serán echados por la fuerza".
Aunque la larga duración de la entrevista con el general Raoul Cédras -alrededor de tres horas- hacía concebir algunas esperanzas de éxito, Jimmy Carter advirtió que no facilitará detalles de su misión hasta que hable personalmente con Clinton.
Inicialmente, el ex presidente norteamericano y sus acompañantes tenían previsto pasar la noche en la capital haitiana, pero esto no era seguro aún en la madrugada de ayer.
El embajador norteamericano en Puerto Príncipe, William Swing, dijo que la labor de Carter consistía en discutir con los jefes militares haitianos aspectos relativos a su salida del país, corno visados, transporte y lugares de acogida.
Panamá es, por el momento, el destino más probable de los tres dictadores. Además de Cédras, Estados Unidos exige la salida del teniente coronel Michel François y el general Philippe Biamby.
Gabinete de guerra
El presidente Bill Clinton acudió en la mañana de ayer a la War Room (gabinete de guerra) del Pentágono, una habitación superprotegida desde donde se dirigen las operaciones militares. Allí entró en comunicación con los comandantes que mandan los barcos y las tropas desplazados hasta las costas haitianas.
"Nuestras fuerzas armadas están listas para poner fin al régimen de terror impuesto en Haití desde el golpe militar de hace tres años. No me detendrán. No me convencerán", les dijo, según la versión de la portavoz de la Casa Blanca, Dee Dee Myers.
Anteriormente, en su discurso radiofónico, Clinton había descrito la misión de Carter como "el último esfuerzo para conseguir una transferencia del poder pacífica y ordenada". "Compatriotas: a esta hora estamos dando pasos muy importantes en nuestra misión de restablecer la democracia en Haití. Todavía confiamos en concluir esta misión pacíficamente. Pero, déjenme decir por última vez: la causa es justa, el objetivo es alcanzable y limitado. Triunfaremos. Los dictadores tienen que irse".
Una encuesta de la cadena de televisión CNN y el semanario Time mostraba ayer que, pese al discurso de Clinton televisado el pasado jueves, un 58% de los norteamericanos se oponen todavía a la intervención en Haití.
Un portavoz del Pentágono dijo que el presidente fue informado de que los dos portaaviones y el barco donde está establecido el comando de la operación se reunieron ayer con los otros 16 buques que integran la flota de invasión. A bordo se encuentran 6.000 soldados que participarían en el asalto. Otros 14.000 se sumarán a la operación militar.
El secretario de Defensa, William Perry, viajó ayer al Caribe para revisar las tropas de los países de ese área que participarán en la posterior fuerza multinacional que se encargará de mantener el orden en Haití.
Desembarco inevitable
Pese a que no hay un plazo establecido con antelación, se espera que hoy mismo Carter y sus acompañantes regresen a Washington para informar al presidente Clinton. Si el resultado es negativo, la invasión puede empezar esta misma noche; no parece posible que más tarde de mañana. Si el resultado es positivo, tropas norteamericanas desembarcarán de todos modos esta semana en Puerto Príncipe, aunque lo harán pacíficamente y con la única misión de garantizar la seguridad y facilitar el regreso del depuesto presidente Jean-Bertrand Aristide. El secretario de Defensa, William Perry, se trasladó ayer al portaaviones Eisenhower, desde donde visitará la flota estadounidense.
En la respuesta del Partido Republicano al discurso de Clinton, el congresista Bon Livingston dijo que Aristide es "un izquierdista", al que acusó de que, a su vez, él intentará, también, imponer "una brutal dictadura" en su país.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.