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Primera evidencia de arteriosclerosis en niños por culpa de la dieta y la vida sedentaria

Isabel Ferrer

La arteriosclerosis (endurecimiento de las arterias) suele relacionarse con la vejez. Sin embargo, la predisposición a sufrirla y padecer ulteriores ataques cardiacos o bien derrames cerebrales comienza en la infancia. Así lo demuestra un estudio patrocinado por la Fundación Británica del Corazón, que ha observado anomalías arteriales en niños menores de 10 años. Factores ajenos a la herencia genética como la falta de ejercicio físico, una dieta poco equilibrada e incluso el tabaquismo precoz aparecen entre los principales causantes del problema.

Modificar los hábitos poco saludables se ha convertido en un objetivo prioritario para todos los países desarrollados y especialmente para el Reino Unido, con los índices más altos de Europa de fallecimientos por trastornos cardiovasculares.La detección y prevención de las enfermedades del corazón desde la infancia aparece como uno de los conceptos más innovadores de la medicina actual. Entre sus pioneros se cuenta John Deanfield, investigador del hospital infantil londinense Great Ormond Street. Valiéndose de un sistema de ultrasonidos similar al de las ecografías, ha medido el grado de dilatación arterial después de haber sometido a las arterias a cierta presión. El comportamiento de los vasos sanguíneos también ha sido analizado.

El método empleado para ello resulta muy simple. Primero se anuda con fuerza una cinta al brazo o pierna del pequeño. Una vez liberada de dicha presión, la arteria escogida para el estudio debería dilatarse sin problemas ante el incremento de flujo sanguíneo. Una reacción anómala es considerada por los médicos como un signo de futura complicación arterial. Las paredes de las arterias pueden acumular, por ejemplo, sangre susceptible de producir un coágulo de consecuencias fatales.

Deanfield, que ha recibido pacientes remitidos por médicos de cabecera y hospitales generales británicos, ha visto estos fallos en decenas de niños entre 7 y 10 años. Aunque en muchos casos se debían a un historial familiar de enfermedades cardiacas, el investigador incluye el estilo de vida entre los responsables de dichos problemas.

De la misma opinión participa Neil Arinstrong, de la Universidad de Exeter. Según su estudio sobre el ejercicio físico infantil como forma de prevenir las enfermedades coronarias, la vida sedentaria afecta también a los más pequeños. Los especialistas aconsejan dar por lo menos tres paseos semanales de 20 minutos para reducir el riesgo de complicaciones cardiacas. Los 266 adolescentes de 11 a 16 años investigados por su equipo durante cuatro días semanales (entre las nueve de la mañana y las nueve de la noche) se quedaron lejos de dicha marca. Es más, un tercio de los niños y la mitad de las niñas ni siquiera efectuaron un ejercicio similar a diez minutos de paseo en toda la semana. La mayoría son llevados al colegio en coche, evitan los deportes y prefieren ver la televisión o divertirse con juegos de ordenador.

Educación física

A ello hay que añadir el reducido número de horas semanales dedicadas por las escuelas británicas a la educación física. Según las cifras publicadas por las asociaciones europeas de educación física, los alumnos dedican a ello algo más de una hora y una hora y media semanales, respectivamente, durante la primaria y la secundaria en el Reino Unido. Ello sitúa al país a la cola de sus homólogos europeos. Con cerca de tres horas (primaria) y 3,5 horas (secundaria), España aparece entre los países que más atención dedican al ejercicio :Físico escolar. Junto a ella figuran Suiza, Holanda, Portugal y Noruega.

El trabajo de Exeter no olvida la incidencia de una dieta muy baja en frutas y verduras frescas y donde abundan grasas, azúcares y bebidas carbónicas. Dichos alimentos tienden a consumirse también entre la población infantil española y propician la aparición de colesterol y la obesidad. Recientes estudios realizados en España coinciden en señalar que hasta un 40% de los niños españoles tiene cifras de colesterol superiores a las deseables.

El exceso de colesterol y la obesidad se consideran factores que facilitan la aparición de problemas cardiacos en la madurez. De ahí que tanto la Fundación Británica del Corazón como el propio Neil Arnistrong recomienden una mayor actividad física en la infancia y adolescencia. Y sobre todo dedicar especial atención a las niñas, que tienden a ser mucho más sedentarias que sus compañeros de clase.

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