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Entrevista:

"La CIA no puede actuar ignorando la ley"

Sigue siendo un Peter Pan, un adolescente cincuentón con una voz profunda y grave, pero inocente. Harrison Ford es incapaz de mentir y muy capaz de desmentir al mismísimo presidente de EE UU, como en Clear and present danger, la película presentada ayer en Venecia.Vestido con sobriedad, el actor repasa en su habitación del Excelsior veneciano el guión de Sabrina, una nueva versión de la comedia de Billy Wilder en donde Harrison Ford echará un pulso histórico a Humphrey Bogart.

Pregunta. ¿Cree usted, como el protagonista de su película, que EE UU debe luchar contra el narcotráfico enviando a los marines?

Respuesta. Yo creo, como el protagonista de mi película, que Estados Unidos debe luchar contra el narcotráfico con la Constitución en la mano. Sin operaciones encubiertas ni secretos para el público, con la aprobación del Senado y la Cámara de representantes.

P. Tom Clancy, el autor del libro que inspira la película, es un conocido conservador.

R. Un momento. Hemos hecho un guión diferente al de la novela. Al final, mi personaje tira de la manta y compromete al propio presidente. En la novela, el protagonista guarda un silencio cómplice. Por tanto, creo que tratamos simplemente de apoyar la legalidad y rechazar las guerras sucias.

P. ¿Les ha apoyado la CIA como en Juegos de patriotas?

R. No. No. Esta vez no han querido ayudarnos porque en Clear and present danger los buenos son de la CIA, pero también los malos. Eso último no les ha gustado y se han negado a cooperar. En fin, creo que eso ha sido absurdo de su parte.

P. ¿No cree que la CIA está muy aburrida desde que acabó la guerra fría?

R. Sería ingenuo pretender que no hacen falta operaciones secretas hoy. Son necesarias aún. Lo que yo sostengo es que debe de cumplirse la ley. No pueden actuar ignorando la Constitución.

P. ¿Pero conoce usted Colombia realmente?

R. Sí. Creo que bastante.

P. Complejo país y complejo problema el del narcotráfico.

R. No. Es todo muy simple. Basta con que los norteamericanos dejemos de comprar y consumir droga. Así se acabará el problema.

P. Pero la gente de Hollywood son buenos clientes.

R. Eso se terminó. Está desfasado. Ya no está de moda.

P. Parece usted muy interesado en la política. ¿Sería capaz de plantarle cara al presidente de EE UU como hace su personaje en el filme?

R. Le he plantado cara a los directores de los estudios, que tampoco está mal. Yo empecé de ese modo. Un directivo me dijo que no tenía talento para el cine porque hice de botones y no había visto nada en mí y sí en Tony Curtis al hacer un papel similar. Contesté que yo quería que se viera en mí precisamente a un botones y nada más. Y me fui dando un portazo.

P. Usted ha hecho seis de las 20 películas más taquilleras de la historia. No le iría mal en las urnas... Y la Casa Blanca se les da bien a los actores.

R. Me gustaría que volviera el estricto respeto a la Constitución americana. Creo que deberíamos volver a los valores que la inspiraron y no quiero parecer ingenuo por decir esto.

P. Tal vez esa fe en el bien y el mal, el blanco y el negro, es la que le hace eternamente joven en cada reparto.

R. Si no creo en la bondad última del personaje, no puedo comunicar nada. Ni emociones ni sentimientos.

P. Pero la política es la negación de esa fe en aras de la razón práctica. Indiana puede creer en el blanco y el negro, pero el presidente de EE UU es de color gris.

R. Yo creo en mi país y en los principios que lo fundaron y haría cualquier cosas para defenderlos. Nuestro presidente no puede ordenar el asesinato de nadie. Ni de Somoza, ni de Noriega, ni de Escobar.

P. ¿En Sabrina, podrá un ingenuo Indiana tener más encanto que el duro de Bogey?

R. El guión no va a ser el mismo. Pero tal vez consiga ser más cínico que Bogart, aunque nuestras armas sean diferentes.

P. ¿Cuándo se convertirá usted en Indiana IV?

R. Yo había jurado que nunca volvería a hacer de Indiana. Las últimas tres aventuras de Jones me han dejado una hernia discal de recuerdo, aunque ahora ya puedo volver a montar a caballo y la fisioterapia me ha devuelto la forma. Pero, bueno, nunca digas nunca jamás. He desempolvado el sombrero y estoy ya trabajando en ello.

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