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Berlusconi admite que Fininvest sobornó a lo inspectores fiscales

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, ha admitido en una entrevista publicada ayer por el periódico norteamericano Herald Tribune, en su edición europea, que ejecutivos de su imperio financiero Fininvest sobornaron a inspectores de la Guardia di Finanza, la policía fiscal italiana. El líder italiano niega cualquier implicación personal en los hechos y asegura que su empresa fue obligada a realizar los pagos. En la entrevista, Berlusconi trata de minimizar el asunto argumentando que las sumas de dinero pagadas a los inspectores fiscales fueron "ridículamente pequeñas". Con sus declaraciones al Herald Tribune, el primer ministro italiano ha roto su silencio sobre los casos de corrupción que han sacudido en las últimas semanas a sus empresas de comunicación y demás negocios, y que han conducido a la detención de su hermano Paolo Berlusconi.

El líder italiano afirma que prefiere describir los pagos -realizados durante años por ejecutivos de Fininvest a funcionarios de la Guardia di Finanza- como "extorsión" más bien que como sobornos en el sentido tradicional. "Para una empresa que tiene unos ingresos de 50.000 millones de liras diarios [4.000 millones de pesetas] y paga 1.000 millones de liras al día en impuestos [80 millones de pesetas], esos pagos [los sobornos], y me baso en lo que se me ha dicho, fueron necesarios para demorar y reducir la presencia de funcionarios fiscales que se estaban interfiriendo en el trabajo de algunas empresas de nuestro grupo", asegura Berlusconi.

"Atmósfera de extorsión"

No obstante, el primer ministro indica que los pagos de cualquier género, incluso si son producto de la extorsión de inspectores financieros, "deben ser condenados, y yo los condeno". Los realizados por Fininvest deben ser contemplados, según él, "en el, contexto de una atmósfera generalizada de extorsión", y, por tanto, "los pagos de la empresa no deben ser considerados como delito, porque la empresa no fue la culpable, sino la víctima".

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Berlusconi añade que para un grupo como Fininvest, con 40.000 empleados, la cantidad pagada a los inspectores equivale a una gota de agua en el océano.

Al referirse a su hermano, Berlusconi dice que fue una "víctima de la extorsión". Paolo Berlusconi declaró a los magistrados de Milán que autorizó a Fininvest para desviar 3.000 millones de liras (240 millones de pesetas) con destino a los sobornos. A la pregunta de si teme ser ahora el objetivo de los jueces de Milán que investigan los casos de corrupción, el primer ministro dice: "No hay nada que pueda implicarme".

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