Un robot araña explora en Alaska por primera vez un volcán activo
El primer robot explorador del interior de un volcán activo se encontraba ayer a punto de completar su misión tras permanecer una semana en el interior del Monte Spurr, en Alaska, a una profundidad máxima de 220 metros. El Dante II, un artilugio de ocho patas, tipo araña, es un proyecto de la NASA, que espera que el experimento sirva para futuras misiones espaciales en la Luna o Marte.
Como primer resultado y a falta del análisis de los datos enviados, el robot ha descubierto que el contenido en azufre de los gases en el interior del volcán es más reducido de lo esperado y que no existe un lago de agua en el fondo, como se pensaba. El Dante II sufrió el jueves un parón en su ascenso por las paredes del volcán Al quedarse sin energía. Varios técnicos tuvieron que ser llevados en helicóptero al borde del cráter para arreglar una avería en el generador que suministra electricidad al robot a través de un cable, por el que también se establecen las comunicaciones que llegan por satélite al centro de control.Una vez reparada la avería, el robot inició de nuevo el ascenso desde los 180 metros de profundidad a los que se encontraba y estaba previsto que hoy alcance la superficie.
Erupciones recientes
El robot, metálico, mide tres metros de largo por 2,4 de ancho y está equipado con cámaras y sensores muy avanzados. Su misión es la primera de exploración de un volcán activo, en condiciones que las personas no podrían aguantar. El volcán Spurr hizo erupción una vez en 1992 y dos veces en 1993 tras 39 años de inactividad.Según los científicos las rocas caen constantemente dentro del volcán. Una de ellas golpeó al robot en una pata pero los técnicos pudieron estabilizarlo antes de que cayera y no sufrió daños. El Dante II pudo completar todos los objetivos de la misión. Visitó dos partes diferentes del cráter, se sentó sobre un fumarola durante horas, tomó muestras de los gases y envió imágenes de vídeo. El robot se mueve lentamente, a una velocidad máxima de un metro cada 10 segundos en superficie plana, y tardó tres días en llegar a su primera base de observación, un campo de fumarolas.
El proyecto es fruto de la cooperación entre el centro de investigación Ames de la NASA, la universidad de Carnegie Mellon (Pittsburgh) y el observatorio Volcánico de Alaska. Su costo ha sido de unos 240 millones, de pesetas. El año pasado, un experimento similar, en un volcán en la Antártida, el monte Erebus, fracasó al quedar atrapado el robot en un saliente de la pared del cráter y romperse el enlace de fibra óptica que llevaba.
Con el éxito de la actual misión, "hemos demostrado el concepto y pudimos completar todos nuestros objetivos a gran escala", ha señalado David Lavery, director del programa de telerrobótica de la NASA.
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