_
_
_
_

ADN antiguo, identificado en fósiles de mamuts en dos recientes estudios

Un primer paso en la tesis de partida de 'Parque Jurásico'

En la famosa película Parque Jurásico los dinosaurios son recreados a partir de su material genético o ADN, extraído de los restos de insectos que les picaron, preservados en resina fósil. ¿Puede esto pasar en la realidad? En un caso espectacular de cómo la vida imita el arte, investigadores de California consiguieron el año pasado extraer ADN de un escarabajo del periodo cretácico preservado en ámbar, de una antigüedad de quizás 135 millones de años, cuando los dinosaurios reinaban en la Tierra.Pero la publicación de estos resultados en la revista Nature, en junio del año pasado, en plena fiebre jurásica, levantó fuertes críticas. Muchos especialistas dudaron de que la estructura del ADN (cadena de cuatro bases, químicas diferentes) pueda sobrevivir durante mucho tiempo, ni siquiera miles de años, en el registro fósil sin degradarse.

Si los métodos extremadamente sensibles de que se dispone actualmente para amplificar el ADN lo encuentran en pequeñísimas cantidades, decían los críticos, es probable que sea ADN procedente de microbios del suelo o incluso de la propia caspa de los investigadores y no de los fósiles.

Los numerosos escépticos de la comunidad científica pidieron que se hicieran estudios sistemáticos y reproducibles con muestras fósiles de menor antigüedad (hasta 100.000 años) para verificar la posibilidad de permanencia del ADN y se descartaran por ahora resultados espectaculares pero singulares hasta que el método no estuviera comprobado en objetivos más modestos.

A ello se pusieron varios equipos prestigiosos internacionales, que ahora han publicado en la misma revista los resultados de este primer paso para verificar la permanencia del ADN en fósiles. Estos investigadores han. desafiado a los escépticos en su propio terreno y han ganado.

Marcadores

El equipo liderado por Svante Paabo, del Instituto de Zoología de Munich, pionero en la extracción de ADN antiguo (empezó por momias egipcias) extrajo varias muestras de Cuatro de cinco mamuts (en el quinto no lo consiguió) conservados en la tierra helada de la tundra siberiana, de entre 9.700 y 50.000 ahora de antigüedad.Utilizando técnicas de amplificación, los científico buscaron un marcador determinado (una secuencia de bases en la cadena, o fragmento de gen) correspondiente a otros marcadores bien conocidos en diversas especies modernas, incluidos los elefantes, que están relacionados con los mamuts.

Las secuencias extraídas de los mamuts resultaron ser propias de éstos pero más parecidas a las de los elefantes que a la de cualquier otro animal, con lo que se descarta una posible contaminación ambiental.

El otro grupo, bajo la dirección de Erika Hagelberg, de la universidad británica de Cambridge, y con la colaboración de Sir Alec Jeffreys, el primer científico que abrió el camino a la identificación genética de sospechosos y víctimas, analizó muestras de dos mamuts, uno de ellos incluido en el otro estudio. En este caso los científicos buscaron otro marcador, con el mismo resultado y otro adicional: los mamuts parecen estar más emparentados con el elefante africano que con el asiático.

Con este primer paso queda abierto el camino hacia el estudio sistemático de material genético de fósiles cada vez más antiguos aunque la posibilidad de recrear un dinosaurio sigue estando tan lejana como siempre. Pero los científicos que se dedican a esto están más seguros ahora de que los resultados son reales y científicamente sólidos y no ilusiones de esta era cinematográfica.

Copyright Nature

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_