El recambio del cine catalán

La situación es paradójica: en un cine como el catalán, que se debate entre una renovación industrial que no llega y los síntomas que parecen preludiar su muerte -suspensión de pagos de empresas de infraestructuras como Fotofilm, cierre de productoras, conflictos graves que oponen a profesionales con la Administración autonómica-, se asiste al surgimiento de una generación de recambio. En este momento hay cuatro filmes en distintas fases de gestación. A todos les une el coste, no ya bajo, sino ínfimo: menos de 15 millones de pesetas, contra más de 100 de un filme estándar. Todos pasan de subvenciones. Y del idioma: al no optar a la subvención catalana, nadie ha rodado en esta lengua.Luis Aller, Joaquín Torres, Marta Balletbó e Isabel Gardela están ultimando estos días largometrajes de reducido coste. Se titulan, respectivamente, Transeúntes, Cadáveres para el lunes, Costa Brava family album y 13 mujeres. Todos se las han ingeniado para llevar adelante sus proyectos a partir de ideas originales.

Marta Balletbó, licenciada en Química y periodista radiofónica, es la más arriesgada. Envió hace meses una carta a todas las productoras solicitándoles restos de película virgen sin usar. Y aunque dice que no volverá a hacerlo, "porque no es plan", confiesa estar encantada de los resultados obtenidos: "Me regalaron 82 kilos de material, varias cintas, de vídeo en Umatic. Fue fórmidable". Con ese material, y con un equipo flexible que cobró rigurosamente 30.000 pesetas por dos semanas de trabajo, Balletbó ultimó en 13 días el rodaje de Costa Brava, a razón del 40 planos por día. "Una insensatez", según ella misma.

Aller es el más experimentado de los cuatro. Tras años de crítico cinematográfico y realizador de cortos pluripremiados, abordó la realización en 1988, con Barcelona lament, un filme fallido pero formalmente interesante. Productor del próximo largometraje de Gerardo Gormezano, Sombras paralelas, Aller comenzó hace algún tiempo a rodar Transeúntes, que él mismo define como un cruce entre Manhattan transfer y Short cuts, el filme de Robert Altman: "Es una historia con 30 personajes, que se entrecruzan a lo largo de las cuatro estaciones del año y en Barcelona. No pasará de los 12 millones, a pesar de tener hasta 80 localizaciones diferentes", confiesa. El filme ha sido rodado íntegramente en castellano.

Tampoco el idioma ha sido un problema para Joaquín Torres, un mexicano de padre catalán que estudió cine en Ciudad de México y que habla perfectamente la lengua paterna, pero que ha querido, como sus colegas, que su película tuviese un mercado más amplio.

Cadáveres..., una voluntariosa reflexión sobre la brutalidad del universo laboral en términos de juego de rol, tiene ya copia definitiva. El filme se rodó con un presupuesto de 11 millones, a partir de un grupo que se conoció en la Fábrica del Cine Alternativo, plataforma barcelonesa de cineastas que defienden la necesidad de renovación formal desde la independencia, creativa.