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El cólera mata a miles de refugiados ruandeses en los campos de Zaire

"Caen como moscas". El portavoz de Médicos Sin Fronteras en un campo de refugiados de Goma (Zaire) describe el horror. Miles de ruandeses mueren, al ritmo de uno por minuto, como consecuencia de una epidemia de cólera que se ha desatado, "tal vez la más grave de los últimos tiempos" y que amenaza con provocar una catástrofe humanitaria sin precedentes. Las fosas comunes se multiplican junto a los caminos. No hay agua, ni medicinas, ni comida.

La muerte les persigue. Atrás dejaron el horror de la guerra, más de medio millón de muertos por una violencia salvaje, con hutus y tutsis dedicados a una labor de exterminio de la etnia enemiga, víctimas de la limpieza étnica del machete.Las matanzas hutus hicieron huir, primero, a cientos de miles de tutsis hacia los países vecinos, incluido Zaire. Luego, cuando la suerte de la guerra cambió, el avance de la milicia tutsi forzó al éxodo a un número aún superior de hutus. En total, más de un millón de refugiados se hacinan en la zona de Goma. De cuando en cuando, todavía se matan entre ellos, en ajustes de cuentas. Ahora, al macabro paisaje se acaba de sumar el cólera.

Los refugiados actúan en su desesperación como una nube de langosta. Sus cabras y vacas han agotado hasta la última brizna de hierba. Los árboles han desaparecido, convertidos en leña para cocinar. El agua, lejana y contaminada, es, en sí misma, otra amenaza de muerte.

La epidemia parece imparable. Los médicos intentan paliar sus efectos, pero reconocen que sus esfuerzos están condenados al fracaso. "Necesitamos entre cuatro y ocho millones de litros de agua y 60.000 litros de suero intravenoso cada día", afirman. Solamente ese suero ocuparía tres aviones Hércules diariamente.

"Nunca lo conseguiremos. Miles de personas morirán inevitablemente". La ONU ha pedido el envío urgente de ayuda.

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