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Defensa reforzará la vigilancia para evitar nuevos incidentes en la 'guerra del bonito'

El ministro de Defensa, Julián García Vargas, anunció ayer que el Gobierno español pretende mantener, y reforzar si es preciso, la presencia de las patrulleras en aguas del Cantábrico para evitar el rebrote de la guerra del bonito, e incidentes tan graves entre pesqueros franceses y españoles como los ocurridos el sábado. Mientras el ministro galo de Pesca, Jean Puech, remitía a Madrid su protesta por la "inadmisible" conducta de unos pescadores, los españoles, que han creado una situación "contraria a todas las reglas del derecho internacional". Puech rechazó como "rotundamente falsas" las acusaciones sobre el presunto uso de redes ilegales.

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Una larga cadena de enfrentamientos

La flota del Cantábrico ha puesto rumbo a tierra y trae a remolque el buque que supuestamente Fue hundido en alta mar, Le Gabriel, según la versión facilitada por el Ministerio de Pesca francés. Los arrantzales quieren que las autoridades comunitarias comprueben la ilegalidad de la redes del pesquero del país vecino, con una longitud de hasta 12 kilómetros, cuando el máximo permitido es de 2,5. Los pescadores españoles han amenazado con no salir de nuevo a faenar y trasladar la guerra del bonito a tierra y "quemar los mercados y los camiones franceses" si los galos persisten en la utilización de redes ilegales, según indicó ayer el presidente de las cofradías vizcaínas, Antón Garai. El Gobierno francés, a través de Jean Puech, se mostró muy severo al calificar la conducta de los pescadores españoles, pero al mismo tiempo pidió calma a todos los implicados en los incidentes y les rogó que no se repitieran "unos sucesos que no deberían haber ocurrido nunca". A la espera de la reunión de hoy en Bruselas con las autoridades pesqueras españolas, el ministro francés atribuyó toda la responsabilidad a los pescadores de la costa cantábrica. "Los pescadores franceses se atienen a la legalidad, al contrario que los españoles, que buscan excusas para quedarse con todos los caladeros", dijo. "La conducta española es inadmisible", remachó, "entre estados de derecho y socios de la Unión Europea".Pocas veces dos versiones han sido tan simétricas. Tanto los pescadores franceses como su gobierno niegan la acusación española sobre el tamaño de las redes y señalan que son los españoles quienes vulneran la legalidad. "Es cierto que la industria pesquera española se vio perjudicada por el ingreso en las instituciones europeas, pero de eso no tenemos la culpa los pescadores franceses", afirmó un portavoz de la cofradía de pesca de la isla de Yeu, en la costa atlántica, uno, de cuyos barcos, el atunero Le Gabriel, resultó gravemente dañado durante los incidentes del viernes por la noche.

"Lo que quieren es, simple y llanamente, quedarse con todo el pescado. O sea, dejarnos sin trabajo. Su acción del sábado puede ser calificada de piratería, con las leyes marítimas internacionales en la mano", agregó el portavoz de los pescadores. Fuentes gubernamentales de París citadas por la cadena de televisión LCI también hicieron alusiones al "posible acto de piratería de los españoles". Las cofradías vascas, por su parte, enviaron un fax a la Secretaría General de Pesca Marítima española en el que se exigía la presencia de representantes de las autonomías en la reunión que mantendrán hoy en Bruselas los ministros francés y español para zanjar la polémica. Además se le pedía al ministro de Agricultura y Pesca, Luis Atienza, que "dé la cara" ante los pescadores y "se deje de promesas", según manifestó Garai. La amenaza vertida ayer por el máximo responsable de las cofradías de Vizcaya de trasladar el conflicto a tierra y enfrentarse directamente con los transportistas de pescado francés fue atemperada, en parte, por el presidente de la Cofradía de Pescadores de Fuenterrabía, Esteban Olaizola abogó por "cerrar las fronteras al pescado francés" ante el incumplimiento del reglamento comunitario sobre redes de volantas. "Tenían que haberlo hecho hace tiempo ya", resumía Olaizola..

La preocupación era evidente ayer entre los armadores vascos, que se reunirán hoy en San Sebatián. Las pérdidas que se prevén para el sector son millonarias y los pescadores barajan la posibilidad de no pagar a la Seguridad Social si Francia se niega a hacer cumplir la legalidad comunitaria a su flota.

Mientras tanto, los pesqueros del Cantábrico volvían a sus puertos de origen con un trofeo: una embarcación gala con redes ilegales (de más de ocho millas, unos 12 kilómetros) y con un rifle, según explicó ayer Garai. "No es cierto que hundiéramos ningún barco, lo que pasó fue que los franceses lo abandonaron porque creían que se iba a pique. Ahora lo traemos a casa para que las autoridades comunitarias lo examinen y comprueben las ilegalidades que comenten los franceses", explicó Garai. Es probable que el barco francés sea remolcado hasta el puerto de Burela, en Lugo. Su llegada se espera en la noche del martes.

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