Desde Vailima a Japón
Nunca un escritor escocés había recibido tal cúmulo de homenajes. Este año se presenta repleto de actos en todas las modalidades y escalas dedicados al autor de La isla del Tesoro. Cierto que Robert Louis Stevenson escribió no menos de cuarenta obras, entre ellas novelas, poesía y ensayos, pero difícilmente podrá ninguno de sus escritos superar el impacto, que ha abarcado en el tiempo a varias generaciónes, de esa novela de aventuras. Una novela y un éxito que, paradójicamente, nunca convencieron al propio autor que, hacia el final de su vida, escribió a un íntimo amigo: "Algo debo haber hecho mal, o no habría llegado a ser tan popular".La celebración de la que será objeto en este año Stevenson, tampoco es la de una reputación que haya estado siempre a salvo de toda sospecha. Poco después de su muerte se le empezó a considerar un ensayista demasiado amanerado y poco original o, simplemente, un escritor de relatos infantiles. Pero el péndulo del prestigio se situó al otro extremo en los años cincuenta de nuestro siglo, cuando la crítica recuperó a Stevenson como uno de los más originales y poderosos escritores de la historia, a un ensayista perspicaz e inteligente, capaz de percibir las sutilezas de la condición humana.
También su afición viajera ha hecho posible que su nombre haya dejado una memoria concreta en muchos sitios. De tal forma que no sólo Edimburgo se le rinde devoto, sino que medio mundo tiene previsto alguna clase de homenaje en su honor.
En Fontainebleau (Francia), se prepara una reunión de escritores para hablar sobre su obra ligada a Francia; su casa de Vailima, en Samoa, se abrirá al público por primera vez en diciembre, Tokio dedicará una amplia exposición a la figura del escritor escocés y su afición por los Mares del Sur. Para no hablar de los actos que se irán inaugurando a lo largo del año en California.
La universidad de Yale, que ha editado los dos primeros volúmenes de Cartas de Stevenson, de los ocho que irán apareciendo en los próximos años, tendrá abierta entre octubre y diciembre, una amplia exposición de manuscritos del escritor. Eso sin olvidar que el Festival Internacional de Edimburgo, su ciudad natal, en su apartado cinematográfico, dedicará una sesión especial al filme Doctor Jekyll y Míster Hyde.
Los homenajes y la celebración de la figura y obra de Stevenson han cobrado una verdadera dimensión universal, tal como se alza aun, sólida y vital, la obra y el empeño de este gran autor.
