Gabriel Tortella propone una nueva visión de la historia de España a través de la economía
El investigador reinterpreta el pasado en el desarrollo de la España contemporánea
El catedrático de Historia Económica de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), Gabriel Tortella, ha sido uno de los principales impulsores de esta disciplina en España. Ha resumido en su libro El desarrollo de la España contemporánea. Historia económica de los siglos XIX y XX (Alianza) toda una vida de trabajo. La obra, que tiene todas las papeletas para convertirse en un libro de referencia, analiza la historia económica de la España contemporánea, que está marcada por el atraso en el siglo XIX y el arranque, primero lento y luego acelerado, en el siglo XX.
Al estudiar la España contemporánea, el investigador se encuentra inevitablemente con el atraso histórico que ha marcado hasta hace poco la historia de este país. Naturalmente es uno de los temas clave de El desarrollo de la España contemporánea. "En el siglo XVIII ya estaba atrasado con respecto a Francia o Inglaterra, pero no tanto. En el siglo XIX creció pero muy poco. A principios del siglo XX, España se había descolgado. Pero en este siglo se recuperó poco a poco. Que la revolución industrial tiene lugar en el XX es evidente, pero España no es el único Estado en el que ocurre esto: le pasa lo mismo a los países de la Europa del sur. Una de las cosas novedosas de esta obra es que compara constantemente la historia de España con la del resto del mundo."Las relaciones entre la política y la economía no siempre son evidentes. En su obra, Gabriel Tortella desmuestra que las medidas económicas de los gobiernos pueden sentar las bases para la modernización de un país (siglo XIX) o sumirlo en el caos más absoluto (la posguerra).
"El siglo XIX está marcado por la pérdida de las colonias. Aunque hay otro acontecimiento trascendental: la desamortización. En este siglo se producen una serie de medidas modernizadoras de gran importancia, quizás la más grande de todas es ésta, que es un fenómeno que ocurre en toda Europa. Pero también están la reforma fiscal, la construcción del ferrocarril, la codificación de las leyes económicas. El feudalismo se va aniquilando y nace un sistema moderno. Creo que todo esto da lugar a que se inicie un crecimiento económico que se acelera en el siglo XX".
Tortella demuestra en el libro hasta qué punto las medidas económicas del primer franquismo hundieron al país en el caos económico. "Durante la guerra no se destruyeron demasiadas fábricas. He estudiado muchos informes y algunas fábricas estaban mejor en 1939 que en 1936. La guerra paró la producción. Después no se recuperó porque la política económica del franquismo fue un desastre tanto en la industria como en la agricultura".
La deuda de los historiadores económicos hacia el marxismo es evidente. Gabriel Tortella no tiene ningún problema en reconocerla. Es más, cree que Marx es uno de los grandes y más lúcidos pensadores de todos los tiempos. "Es un hombre de la talla de Adam Smith, de David Ricardo, que fueron sus maestros, o de John Maynard Keynes. Su análisis de la sociedad es mucho más acertado de lo que hoy se piensa, pero sus recetas para el futuro eran disparatadas. Se han probado y han sido un desastre. Marx, para los científicos sociales está totalmente incorporado. Sus análisis históricos son magistrales e incluso la gente que no lo ha leído y que hace ciencias sociales lo tiene asimilado", asegura Tortella.
Aunque no ha sido incluida en su libro, Gabriel Tortella afirma que la actual crisis tendrá su lugar en la historia. "Es el fin del boom de los ochenta. Creo que es una crisis muy fuerte. Hay un desconcierto generalizado. Cuando dicen que se ha acabado la crisis no me lo acabo de creer. Han hecho dos cosas: flexibilización del mercado laboral y diversas devaluaciones, con las que ha aumentado la competitividad pero no la productividad. No soy muy optimista con respecto a la economia española".
Frente a otras crisis, sobre todo en comparación con el gran crack de 1929, la sociedad tiene el colchón de la protección estatal. Aunque, para Tortella, no es oro todo lo que reluce. "Estos sistemas de protección social están muy bien pero plantean ciertos problemas. Son inflacionarios: provocan un déficit constante que luego se monetariza. Este sistema en que vivimos aplasta a los pensionistas, a los parados, a los marginados, a los débiles".
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