_
_
_
_
FERIA DE SAN FERMÍN

"¡Gol!"

Miura / Campuzano, Fundi, ValderramaToros de Eduardo Miura, grandes,

cornalones, flojos, descastados, de mal estilo.

Tomás Campuzano: estocada ladeada, rueda de peones y descabello (oreja); pinchazo, estocada a paso banderillas perdiendo la muleta y dos descabellos (silencio). Fundi: estocada perdiendo la muleta (escasa petición y vuelta); estocada baja (oreja). Domingo Valderrama: estocada tendida y rueda de peones (ovación y salida al tercio); cuatro pinchazos y estocada tendida desprendida (silencio).

Plaza de Pamplona, 9 de julio.

4ª corrida de feria. Lleno.

JOAQUÍN VIDAL

Intentaba Domingo Valderrama poner en suerte el tercer toro cuando un estruendo estremeció el coso pamplonés hasta los cimientos: "¡Gol!". "¡Goool!" fue el grito, y quienes no miraban porque en ese momento estaban vueltos pidiendo una cerveza, o admirando la hermosa robustez de la reina de África que sentaba allá sus poderosos reales ocupando dos asientos del tendido, creyeron que había llegado el fin del mundo.

"¡Gol de España!", y el gentío rompió, a aplaudir, las peñas de los mozos a entonar el "¡Oé, oé oé!", a la afición se le alegraban las pajaritas del alma y ya echaba cuentas: conseguido el empate, vendrá el gol de la victoria, pasaremos a semifinales, nos tocarán unos europeos que tienen el cuello frío, les daremos para el pelo y estaremos en la final de Rose Bowl, Los Ángeles, California, Estados Unidos de América, dispuestos a acabar con el lucero del alba.

Mientras queda vida hay esperanza y las maravillosas perspectivas se celebraron por todo lo alto. La gente brindaba con champán, tentaron botas, corrió la sangría... Y, mientras tanto, Domingo Valderrama aguantaba la embestida bestial del Miura, e intentaba embarcarlo. Pero ¿cómo y por dónde? Pues el Miura era una mala bestia, una especie de burro con par de puñales uno apuntando al Sol, otro a la Luna.

'Miurada' imposible

La emoción del partido que se dilucidaba allende los mares se trasvasó a esa miurada imposible y casi cabría decir intolerable, echada en la mismísima Pamplona con absoluta irresponsabilidad y falta de respeto a la categoría de la feria sanferminera.

Miuras que rebasaban los 650 kilos de peso, impresionantes de cabeza, y luego, flojos, sin ninguna capacidad para embestir, sin parecido alguno -aunque fuera remoto- con el verdadero toro de lidia.

Miuras sin codicia, ni fijeza, ni casta; miuras amoruchados en el comportamiento y hasta en el aspecto. Una corrida imposible de lidiar, menos aún de ceñir en instrumentación de las suertes clásicas.

Las tauromaquias enseñan cómo torear toros de todas las modalidades y cataduras, en la amplia gama que va del bravísimo Jaquetón al manso de solemnidad, mas no contempla, de ninguna de las maneras, la técnica aplicable a unas moles seleccionadas y criadas para hacer bulto y aterrorizar a la grey de coletudos.

El objetivo, sin embargo, sólo se cumplió a medias pues la grey de coletudos que cayó en la encerrona se rebeló contra esa injusticia y sus circunstancias, hizo de tripas corazón, sacó fuerzas de flaqueza, se fajó con los moruchos impresentables, sacó el medio pase que cada cual tenía, o se lo inventó si no lo tenía; sorteó topetazos y derrotes, dio buena cuenta de cada ración de 700 kilos de carne, y salió de la plaza por su pie, tan serrana.

Tomás Campuzano incluso se entretuvo en pasar por redondos a su primero, Fundi bulló frenético con los de su peligroso lote, Domingo Valderrama tiró de naturales, con tenaz insistencia al sexto, que fue, el de mayor romana y más espesa burrería.

Tratamiento de héroes merecían los tres diestros, y se lo hubieran dado, de no ser porque a aquellas alturas del atardecer los mozos de las peñas ya estaban hartos de miuras moruchos y para pocas jotas.

Funeral

Alguien, poco antes, había anunciado otro gol: "Gol", dijo, y por el tono mohíno, propio de los pésames en un funeral de tercera, se supo que esta vez no lo había marcado España, sino la contra.

Miuras amoruchados, eliminados del mundial, las botellas vacías, las botas enjutas... ¿merecía la pena vivir, para eso? No lo merecía, y la afición se marchó con la música a otra parte, a rumiar allí sus penas. Con unos cogollicos de Tudela, un jarrete en salsa y un ajoarriero langostado las rumiaron mejor.

LA CORRIDA DE HOY

Plaza de Pamplona.

5ª corrida de feria.

Toros de Pablo Romero, de las fincas La Herrería y Partido de Resina, en Sanlúcar la Mayor y Villamanrique (Sevilla). Divisa celeste y blanca. Antigüedad, 8 de abril de 1888.

Matadores: Niño de la Taurina, Luis de Pauloba y Sergio Sánchez.

A las 18.30.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_