El pasado día 10
de junio fui a mi médico de cabecera, ya que por uno de mis ojos veía unas sombras muy molestas; me atendió una doctora y me dijo que cogiera un taxi y me fuera inmediatamente al servicio de urgencias del hospital Gregorio Marañón, lo cual hice por primera vez en los 58 años que tengo.En urgencias había un oftalmólogo que, después de tener que escucharle comentarios como que había mucha gente porque al día siguiente era sábado y todos los que estábamos allí nos íbamos al chalé, me reconoció y me dijo que lo que tenía podía ser debido a la tensión ocular y demás; me aconsejó volver si seguía viendo las sombras.
Como las sombras en vez de desaparecer se incrementaron más, volví el sábado 11 de junio a las 17.30 al hospital; el oftalmólogo que había de guardia no era el mismo del día anterior; el primer saludo fue: "¿Se cree usted que vamos a estar mirándola todos los días? Se tiene que hacer a la idea de que esas sombras las va a tener para siempre".
Mi padre hace años se quedó ciego a causa de la tensión ocular, por culpa de que no se pusieron de acuerdo en el diagnóstico, y no quiero que me pase lo mismo por culpa de algún desaprensivo que se hace llamar médico.
Quiero expresar desde aquí a quien corresponda que quiten de un servicio tan delicado como son las urgencias de un hospital a personas como este señor-
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