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Londres y Bonn creen posible una solución a la crisis de la UE antes de la cumbre

La reunión entre los ministros de Exteriores británico, Douglas Hurd, y alemán Klaus Kinkel, permite a ambos abrigar la esperanza de que la crisis abierta en torno a la sucesión de Jacques Delors pueda resolverse antes de la cumbre extraordinaria del próximo día 15. Esta es, al menos, la opinión de Hurd, quien hizo el miércoles las mismas declaraciones al término del encuentro mantenido con su colega italiano, Antonio Martino, que también fue recibido por John Major en Downing Street.La visita de Kinkel, que llegó a Londres ayer por la mañana, puede resultar más clarificadora para despejar el camino de la sucesión de Delors. Kinkel mantuvo una entrevista de apenas 25 minutos con John Major, en su residencia oficial. De acuerdo con un portavoz de Downing Street, en tan breve conversación no se trató el tema de la presidencia comunitaria ni de la prohibición alemana a la carne de vaca británica. Sin embargo, parece evidente que el primer ministro británico está especialmente interesado ahora en resolver la crisis que él mismo abrió el pasado fin de semana al hacer uso del veto para frenar la elección de su homólogo belga, Jean-Luc Dehaene, como presidente de la Comisión Europea.

Según Hurd, que ayer no quiso citar el nombre de ningún posible candidato aceptable para todos los miembros de la Unión Europea, hay razones más que suficientes para el optimismo, a tenor del grado de entendimiento alcanzado en las conversaciones bilaterales. Entre los posibles candidatos capaces de satisfacer a los doce, figurarían, de acuerdo con una información publicada ayer por el periódico Financial Times, el presidente del Gobierno español, Felipe González, seguido por su colega portugués Anibal Cavaco Silva, y el ex primer ministro italiano Giuliano Arnato. De acuerdo con el rotativo, los tres cuentan con importantes avales, pero también con importantes inconvenientes para sentarse en el sillón de Delors. En el caso de González, el principal sería la delicada situación que afronta en España, aparte de su propia decisión de no cambiar Madrid por Bruselas.

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