La 'sociedad europea de la información'
La cumbre de la Unión Europea aprueba acelerar la interconexión de redes y servicios
Acceder al vídeo a la carta, mejorar las operaciones bancarias, telecompra, teletrabajo... son algunos de los nuevos servicios que los ciudadanos europeos podrán tener en los próximos años. Para ello será necesario romper las barreras de la comunicación, realizar una interconexión de las actuales redes de comunicación existentes: el cable, el satélite, la telefonía móvil. En este empeño están embarcados los países miembros de la Unión Europea, y de ello han dejado constancia en la cumbre celebrada este fin de semana en Corfú (Grecia).Eclipsada por los problemas de entendimiento sobre el sucesor de Jacques Delors, parece, en principio, haber quedado relegada la construcción de la sociedad de la información propuesta en el documento Bangemann, elaborado por 19 expertos y empresarios europeos bajo la dirección del comisario Martin Bangemann. Sin embargo, las proposiciones para acelerar el final de los monopolios de la comunicación, liberalizar el mercado y lanzar nuevos servicios han recibido la bendición de los Doce. La sociedad europea de la información está más cerca.
Convencidos de que las telecomunicaciones están provocando en Europa una nueva gran revolución industrial, los dirigentes de los países miembros de la Unión Europea han decidido en Corfú dar un nuevo impulso y acelerar el programa de liberalizaciones ratificando 1998 como fecha clave en la que deberán quedar superados los actuales monopolios. La Unión Europea persigue con el informe Bangemann una Europa interconectada por redes de comunicaciones construidas en libre competencia.
Tecnología disponible
"Tenemos la tecnología necesaria en Europa para lanzar sin demora una serie de nuevas aplicaciones", se expresa como punto de partida en el informe de los expertos y empresarios europeos. Ahora el tema es saber si esos servicios van a hacer mella en los usuarios. De momento, la apuesta de la Unión Europea por la nueva comunicación se centra, entre otros servicios, en el teletrabajo o trabajo a distancia, de tal manera que no sea necesario desplazarse a determinados lugares para trabajar porque se podrá tener conexión electrónica. Para finales de 1995 se extenderá este servicio a 20 ciudades europeas y afectará a 20.000 trabajadores. En el año 2000 serán 10 millones de trabajadores.
De la misma manera se pretende promover la educación a distancia, la conexión entre las universidades y centros de investigación, la interconexión de los médicos generalistas, especialistas y hospitales para finales de 1995, la conexión de todas las administraciones públicas y finalmente la llamada sociedad de la información en casa, que permitirá en 1997 a los primeros 40.000 hogares de cinco ciudades europeas tener acceso desde su casa a los servicios multimedia tanto en el ámbito de la formación y los negocios como el entretenimiento.
Para ello deberá acelerarse la interconexión de las redes y también la liberalización de las telecomunicaciones, poniendo especial énfasis en la telefonía móvil y las comunicaciones por satélite. Están en juego no sólo las autopistas de la información que unirán Europa entre sí y al Viejo Continente con el resto del mundo transmitiendo las distintas culturas y avances de los distintos países, sino también el llamado negocio del siglo, el pastel de las telecomunicaciones, que en un plazo de seis años superará los cinco billones de pesetas, según distintas estimaciones de expertos. Europa no quiere perder el 25% del mercado mundial de telecomunicaciones que domina en la actualidad.
Esa nueva revolución avistada por el grupo Bangemann no va a ser fácil. Un obstáculo nada despreciable que hay que superar es el de la desactivación de los monopolios instalados In casi todos los países europeos. Estos monopolios no ven con buenos ojos la liberalización y tratan de retrasar todo lo que puedan la línea divisoria que marcará en 1998 la libre competencia. Dicen que necesitan más tiempo para prepararse para esta fecha.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.