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Un raro e interesante 'thriller' psicológico

Amo los uniformesDirección: David Wellington. Canadá, 1993. Intérpretes: Tom McCamus, Brigitte Bako, David Hemlem. Estreno en Madrid: cines Real Cinema, Roxy, Renoir Cuatro Caminos y Princesa.

Amo los uniformes es una obra que tiene casi todos los ingredientes que un equipo de profesionales solventes de cine necesita para hacer una buena película o al menos una de esas películas que, sin alcanzar suficiente entidad para pasar a la pequeña historia del cine, mantienen durante un par de horas en vilo, clavado en su butaca, al espectador, y le proporcionan un tenso, divertido y trepidante espectáculo de acción y de intriga.

Pero, pese a tener casi todo cuanto necesita para lograr esto e incluso -ya que hay en el entrelineado de las imágenes incursiones en busca de algunas cargas de profundidad- un poco más, Amo los uniformes se queda a mitad del camino que sobre el papel tiene por delante y no logra dar de sí todo lo que potencialmente lleva dentro en cuanto idea y en cuanto semillero de espectativas. La película da finalmente menos de lo que inicialmente promete.

Su originalísimo y excelente argumento no está desarrollado con el suficiente vigor y tacto para lograr extraer de él un verdadero crescendo, de modo que el guión de la película resulta un poco tímido y se queda por debajo de las muchas posibilidades de la historia que ordena y formaliza.

Su correcta dirección es también algo apocada y no tiene grandes vuelos, de modo que no corrige las deficiencias de composición del guión ni llena sus baches de crecimiento, sino que se somete a ellos y en cierto modo se contagia de ellos.

Por otro lado, su buena interpretación -que es lo mejor con mucho del filme y que tiene la virtud de ser un trabajo intenso, limpio y mesurado en un asunto que se presta a la trampa de la sobreactuación y la exageración- limita con la cortedad y artificiosidad del desarrollo de los personajes y de las situaciones, tanto en el terreno de la escritura como en el, de la filmación, por lo que las muy convincentes composiciones exteriores de los dos principales intérpretes suenan -a medida que la película avanza y se convierte en víctima de ese su insuficiente avance- a hueco: la debilidad de la vértebra debilita los miembros que se apoyan en ella.

Despuntes intelectuales

La película se ve bien y, en definitiva, interesa, aunque sólo sea en sentido epidérmico. Ciertamente, se beneficia de un afinado olfato en la producción, pues la imagen saca mucho partido de la humildad de sus planteamientos: magnífica fotografía y ambientación, además de un evidente look deudor de la alta escuela de Hollywood.

Y da la impresión de tratarse de un ejercicio de cine de acción enrevesada, pero no obstante resuelto de manera ágil, con aire de thriller culto, con despuntes intelectuales y algunas incursiones en el juego psicológico, pero sin que estas pretensiones lleguen a la pedantería, por lo que no estorban a lo que más interesa de Amo los uniformes, que es su, como señalamos más atrás, compleja, y original intriga y sus dos buenísimos intérpretes protagonistas, capaces de dar apariencia de entidad a lo que no la tiene.

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