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Un estudio analiza la situación de la mujer en 19 países de América Latina

Las tasas de fertilidad van del 1,8 en Cuba al 5,4 en Guatemala

Crisis económicas, dictaduras militares, procesos de democratización, conflictos civiles, heterogeneidad étnica, son los factores que marcan el avance hacia la igualdad entre sexos en América Latina, según el estudio Mujeres Latinoamericanas en cí fras editado por el Instituto de la Mujer con la colaboración de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Por primera vez, 19 volúmenes analizan, país por país, el impacto de estos elementos en la situación laboral, demográfica, educativa y política de la mujer en estos países.

La tasa de fertilidad cubana -1,8 niños por mujer- es la que ha registrado el mayor descenso en el continente latinoamericano en los últimos treinta años, según el estudio Mujeres Latinoamericanas, elaborado con vistas a los preparativos de la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres que la ONU celebrará en Pekín en 1995 y del que, por el momento, sólo se hallan publicados doce volúmenes.Las cubanas también se han beneficiado de uno de los mejores índices de analfabetismo del continente latinaomericano -menos del 4% al inicio de los ochenta- y una de las mayores tasas de participación femenina en la Asamblea Nacional donde, en 1993, contaban con el 22,8% de sus integrantes. Sin embargo, la situación de emergencia económica en que se encuentra Cuba desde 1990, está afectando de forma especial a la mujer, sobre la que recae, al igual que en otros países de la zona, el peso de "la satisfacción de las necesidades más elementales de la familia".

Frente a ello, Uruguay otro de los países donde la mujer goza uno de los más altos niveles educativos del continente y ha logrado un sólido cambio demográfico (2,6 hijos por mujer), sólo cuenta con un 6,1% de mujeres en la Cámara de Representantes y cero, en la Cámara de Senadores. A pesar de que Uruguay tuvo una de las primeras legislaciones de protección a la mujer trabajadora de la zona y fue el segundo país de la región en dar el derecho de voto a la mujer en 1932, la dictadura militar de los años setenta frenó el avance hacia la igualdad de sexos. Hasta ahora, sólo ha habido una mujer uruguaya ministra, en 1968, y sólo por un mes.

Brechas norte-sur

Guatemala, con más de cinco hijos por mujer, cuenta con una de las transiciones demográficas más lentas del continente. En las últimas cuatro décadas la población se triplicó pasando de tres a nueve millones de habitantes y se tienen escasas esperanzas de que el ritmo de crecimiento del 2,9% se atenúe de cara al año 2000. El 60% de las guatemaltecas vive en zonas rurales, el 65% tiene menos de 25 años, la mitad son indias y el 75/% vive en situación de extrema pobreza.

Los factores étnicos y económicos contribuyen a crear importantes brechas norte-sur dentro las mujeres de un mismo país. Lo demuestra Brasil, uno de los casos más espectaculares de cambio de perfil demográfico en la zona. En los últimos treinta años se ha reducido el promedio de hijos de seis a tres. Sin embargo, las cifras demuestran grandes diferencias entre las mujeres urbanas de alto nivel económico y estudios universitarios que cuentan con una media de dos hijos por mujer, frente al de las mujeres rurales pobres y de bajo nivel educativo, que alcanzan los siete hijos. Las desigualdades también se reflejan en las condiciones sanitarias. Las mujeres pobres, negras y pardas o de zonas rurales usan poco los anticonceptivos , pero cuando lo hacen recurrren a la esterilización".

Todo ello coincide con que las regiones brasileñas del norte y noreste cuentan con una población mayoritariamente parda, es decir, fruto de diversas mezclas étnicas, y las mayores tasas de pobreza del país.

El estudio también tiene en cuenta factores como la participación de la mujer en la población activa, discriminación salarial respecto a sus compatriotas varones o su peso como jefe de familia. En Brasil, la mujer dirige cinco hogares del país y sufre una de las brechas salariales más fuertes del continente, ya que su salario promedio es sólo el 54% del que reciben los varones.

En Panamá se ha producido una feminización de la matrícula de los estudios medios y universitarios. Sus salarios siguen siendo menores, pero el mayor nivel educativo ha aportado una más alta proporción de ocupaciones cualificadas.

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