_
_
_
_
_

Sopa de letras clandestina

El fraude en la compraventa de gasóleo y gasolina ha sido denunciado en los últimos años en diversas partes de España. Las diferencias en los impuestos que se aplican a los combustibles, según su uso, es lo que ha dado lugar a la picaresca. Para evitarla, Hacienda ha modificado en los últimos años los mecanismos de subvención a determinados productos y ha equiparado precios en algunos casos.A finales de los años ochenta, la diferencia de las cargas impositivas aplicadas al gasóleo de tipo A (automóviles) y al de tipo B (agrícola) propició una especie de sopa de letras que algunos agricultores aprovechaban para revender combustible con pingües ganancias. Para combatir el fraude, Hacienda igualó los precios y estableció un mecanismo de subvención indirecta a los agricultores mediante la devolución de impuestos (33 pesetas por litro) mediante unos cheques oficiales que servían como justificantes del gasóleo consumido. Medio millón de agricultores se acogieron al sistema de cheques, si bien continuó existiendo una importante bolsa de fraude.

La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) denunció en 1991 la existencia de un fraude generalizado en Segovia. Entonces se calculó que el 5% del gasóleo agrícola se destinaba a otros usos. Las investigaciones judiciales y las denuncias se extendieron. Hubo casos en Castilla y León, Aragón, Andalucía y Cataluña.

Pero a pesar del esfuerzo de Hacienda, las compañías del sector y el Servicio de Vigilancia Aduanera por atajarlo, el fraude no se limitó a los combustibles A y B. La trampa llegó también al gasóleo tipo C (calefacción), según ha recordado recientemente el presidente de Repsol, óscar Fanjul. En 1991 se detectaron casos en los que algún distribuidor de combustible, con o sin el consentimiento del usuario, servía gasóleo de calefacción como si fuera agrícola y se embolsaba la diferencia de 25 pesetas por litro que existía en aquellos momentos. Fanjul ha afirmado que el presunto desvío de gasóleo de calefacción (tipo C) para la automoción podría suponer un fraude para la Hacienda Pública de más de 30.000 millones.

Las estimaciones de Fanjul se basan en el aumento desmesurado del consumo detectado el pasado año en el gasóleo de calefacción. Según datos de Repsol, el consumo de gasóleo de tipo C aumentó en 1993 más de un 60%. Algo que no debe a la crudeza del invierno, según los especialistas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_