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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Geniales travesuras

Cuando se tiene licencia para entrar y salir a antojo del paraíso terrenal jazzístico, cuando los grandes retos técnicos se superan como simples chinitas del camino, cuando los largos años de estudios y duros ensayos desembocan en un producto del todo espontáneo; entonces, aparentemente, poco queda por hacer... A menos que uno se llame Tete Montoliu.Los colosos musicales tienden a aligerar su equipaje cuando consideran que han tocado techo, quizá en una búsqueda consciente o inconsciente de un nuevo punto de partida, y aspiran a alcanzar elevados grados de profundidad expresiva con medios más modestos. Esta filosofía no va del todo con el carácter de Tete.A sus 61 años , en plena ma durez artística, el pianista catalán no sólo se niega en redondo a introducir cambios estructura] es en su estilo, sino que tampeco renuncia al más nimio adorno de su exuberante forma de decir.

Tete Montoliu Trío

Tete: Montoliu (piano), Reggie Johnson (contrabajo) y Douglas Sides (batería). Café Central. Madrid.Hasta el día 12 (excepto hoy, día 8).

Cierto que el silencio es uno de sus aliados más preciados y que saca extraordinario partide, a la economía formal, pero brilla especialmente cuando redobla esfuerzos: entonces se le ve disfrutar de verdad, avivando el fuego musical con jubilosas paladas de notas maravillosamente orquestadas que caen justo donde más falta hacen.

El jazz de Tete se basa en el humor, en el swing refinado pero denso, en el sentido del bues, en selectos repertorios y en mil virtudes complementarias. En su sesión inaugural del Café Central repasó piezas de distintos orígenes, intenciones y atmósferas. Títulos como Bag's groove, irreconocible tras un tratamiento intensivo de acordes alterados, acentos por sorpresa y tempos doblados. Tete sonreía como un pilluelo complacido después de cada genial travesura, junto a sus dos inteligentes y atentísimos compañeros.

El trío se movió con aplomo suicida sobre la cuerda floja de la improvisación absoluta. No había tregua. Los papeles se intercambiaban según la inspiración del momento y se fundían firmemente decididos a no dejar decaer la intensidad del juego. Al final el acuerdo era unánime: austero o rumboso, discreto o llamativo, Tete Montoliu es un músico al margen de las reglas concretas. La ley es él.

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