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LA MEMORIA DEL DÍA D

Clinton: "La liberación de Europa está casi concluida"

Antonio Caño

"La batalla continúa. El día más largo no ha concluido aún", afirmó ayer Bill Clinton para renovar el compromiso de "todos los hombres libres" con "la extensión de la democracia y el progreso" en el mundo entero. Aquí, frente a las playas de Omaha y Utah, en Normandía, en el mismo día y en el mismo lugar en el que hace exactamente medio siglo cambió el destino de Europa, el presidente norteamericano exaltó el sacrificio de los 150.000 soldados que desembarcaron en estas costas para combatir el fascismo y pidió que las nuevas generaciones recojan ese ejemplo "para luchar contra la indiferencia y la intolerancia". "La liberación de Europa está casi concluida", añadió Clinton.

ENVIADO ESPECIAL Bill Clinton quiso que los veteranos de la II Guerra Mundial fueran los únicos protagonistas de la celebración de ayer. Miles de ellos han venido desde Estados Unidos para estar junto a sus compañeros caídos en esta tierra.A ellos se dirigió el presidente estadounidense desde el cementerio en el que están enterrados 51.386 norteamericanos para decir: "Ahora caminan con menos energía, sus filas están más diezmadas, pero cuando eran jóvenes estos hombres salvaron el mundo. Aquí las fuerzas de la libertad modificaron el rumbo del siglo XX".

"Ahora nuestra generación debe alumbrar las vidas de aquellos que todavía se encuentran en la oscuridad de regímenes antidemocráticos". "Como los soldados de Omaha", añadió, "nosotros no podemos quedarnos quietos. No estaremos seguros si no hacemos nada. La libertad tiene un precio, pero también tiene un propósito y su nombre es progreso".

El presidente norteamericano comparó el mundo de hoy con el de 50 años antes. Mencionó que Alemania, Japón e Italia son en este momento grandes aliados de "Estados Unidos y aseguró que "la libertad circula desde Praga hasta Kiev, la liberación de Europa está casi concluida". Clinton seguramente se refería con estas palabras a la situación en los Balcanes.

Promover la cooperación

Un rato antes, en Point du Hoc, rindiendo homenaje a los rangers que protagonizaron la célebre escalada para silenciar la artillería alemana, Clinton manifestó: "Ustedes hicieron su trabajo. Ahora nosotros tenemos que hacer el nuestro. Ahora nosotros nos encontramos al comienzo de un nuevo día. El imper¡o soviético ha desaparecido. Mucha gente que luchó junto a nosotros en esta guerra -rusos, polacos y otros- ahora son de nuevo nuestros socios en la paz y en la democracia. Nuestro trabajo está muy lejos de haber acabado. Todavía hay cimas que escalar. Tenemos que trabajar para contener las armas de destrucción del mundo, para expandir la democracia. Tenemos que tener listas nuestras armas y fuertes nuestras alianzas. Tenemos que tener familias fuertes, sociedades cohesionadas, ciudadanos educados, economías abiertas, y tenemos que promover la cooperación, no el conflicto".

Durante su día de recorrido por los 100 kilómetros de costas en los que ocurrieron los acontecimientos de medio siglo atrás, Clinton estuvo acompañado por el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas norteamericanas, general John Shalikashvili, cuyo padre era un oficial polaco al frente de una unidad alemana en Normandía en el momento de la invasión. El padre del actual jefe del Ejército más poderoso del mundo aprovechó el desembarco para pasarse al bando aliado, con lo que evitó un posterior tribunal de guerra.

Un viaje para los veteranos

Con esta celebración terminan los actos conmemorativos del Día D. No ha sido, como prometía la Casa Blanca, una oportunidad de lucimiento personal para Bill Clinton. Se trató de un viaje para los veteranos. El presidente estrechó ayer cientos de manos, escuchó decenas de historias, leyó cartas de amor escritas desde el frente, observó los recuerdos que sus compatriotas dejaron a su paso por Francia y, como comentó un alto funcionario de la Casa Blanca, vivió algunos de los momentos más emocionantes de su vida.

En su primera visita a Francia como presidente, Bill Clinton discutirá hoy en París con el presidente François Mitterrand y con el primer ministro Edouard Balladur las crisis de Corea, Bosnia, Haití y Argelia.

En el acto culminante de la jornada, Clinton pronunciará un discurso ante la Asamblea Nacional. Será el segundo presidente norteamericano, después de Woodrow Wilson en 1919, y el tercer jefe de Estado extranjero -el rey Juan Carlos utilizó esa misma tribuna el año pasado- que se dirija a los miembros del Parlamento francés.

"No lamento haberme opuesto a la guerra de Vietnam"

La emoción de las gestas escuchadas estos días de boca de los veteranos norteamericanos ha despertado en Bill Clinton la vocación militar. "No lamento haberme opuesto a la guerra de Vietnam, pero hay muchas veces en las que me gustaría haber tenido alguna experiencia militar. Después de todo, yo soy un hijo de la II Guerra Mundial. Crecí con las películas de guerra, las de John Wayne, John Hodiak, Robert Mitchum y todas ésas. Crecí con la memoria de un padre al que nunca conocí, pero al que recuerdo por su foto con el uniforme de la II Guerra Mundial", dijo ayer."Pero no se puede reescribir la historia", se lamentó. "Tenemos que vivir en el tiempo que nos corresponde, y yo trato de cumplir lo mejor posible con mis obligaciones de comandante en jefe".

El sentimiento que este viaje ha despertado en Clinton está justificado. Cuando uno se mancha los zapatos con la arena de la playa de Utah, y mira hacia el horizonte y se imagina el enjambre de barcos que transportaron a los hombres que hace 50 años desembarcaron en estas costas para luchar contra el nazismo; cuando se observan las caras de los veteranos que escalaron el acantilado de Pointe du Hoc para conquistar la posición de la playa de Omaha después de más de 2.000 bajas; cuando se vive de cerca la leyenda de esta tierra y de esta fecha, resulta comprensible que a Clinton le entraran ganas de vestir el uniforme.

Sin embargo, a los veteranos no les gusta Clinton. El mero anuncio, en la playa de Utah, de que el presidente llegaría con diez minutos de retraso, provocó un abucheo monumental. "¿Por qué tanto jaleo? Bueno, no le quieren", comentó un militar norteamericano. "Cuando hable serán respetuosos porque todos respetan la figura del presidente. Pero, definitivamente, éste no es su hombre".

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