Clinton pide a quienes pusieron fin al nazismo que renueven su compromiso con la libertad
El presidente estadounidense, Bill Clinton, exhortó a todos los que celebran estos días las gestas militares que acabaron con el nazismo a renovar el compromiso por la libertad con la misma energía con la que los soldados norteamericanos derramaron su sangre hace 50 años en defensa de esa causa.El escenario y el acto fueron muchos más emocionantes que las palabras del presidente. Decenas de veteranos de la campaña italiana se habían reunido en Nettuno, un cementerio próximo a Roma. Muchos de ellos habían regresado por primera vez en 50 años para visitar las tumbas de sus 7.862 compañeros norteamericanos enterrados allí. Clinton,, como uno más, se acercó a clavar una pequeña bandera de su país junto a dos de las cruces de mármol blanco perfecta y escalofriantemente alineadas."Nuestra misión no es sólo alabar sus hechos sino mantener sus sueños, no sólo recordar sus sacrificios por la libertad sino renovar la promesa de libertad una vez más", afirmó el presidente en su discurso. "Nosotros", añadió, "somos los hijos y las hijas del mundo que ellos salvaron. Ahora ha llegado el momento de nuestra causa común. Es nuestra obligación asegurar un mundo de paz y prosperidad para todas las generaciones venideras".
El presidente italiano, Oscar Luigi Scalfaro, que participó en la celebración de ayer, al igual que el primer ministro Silvio Berlusconi, apeló también a la necesidad de comprometerse activamente en la defensa de la libertad. "Los hombres libres", dijo, "no podrán ser nunca verdaderamente libres si se quedan al margen, protegidos por el egoísmo, inmunes al sufrimiento y a la desesperación".
Confianza en la juventud
El presidente Scalfaro, en un bello discurso en el que se apreciaron alusiones a la situación en Bosnia, recordó que "la Europa de hoy surgió de esa terrible guerra" y expresó su confianza en la juventud "para atajar algunos de los graves problemas que continúan dividiendo Europa y manchando su tierra con sangre".
Entre los viejos soldados que liberaron Italia se encontraba ayer en Nettuno el actual jefe de la oposición republicana en el Senado norteamericano, Robert Dole, que tiene una mano paralizada como recuerdo de esa guerra. Esta tendencia política predominaba apabullantemente entre los veteranos, que prefirieron ser parcos en sus comentarios sobre el controvertido pasado militar de Bill Clinton. "Es mi presidente y respeto el cargo", dijo June Marion Wandrey, una enfermera que, con 71 años, todavía entra en el uniforme que vistió hace 50. Wandrey acompañó al presidente mientras éste se detuvo unos minutos frente a la tumba de otra enfermera muerta en combate, Ophella Tiley.
Aunque el propósito de esta gira, que comenzó el jueves, es la celebración del 50 aniversario de la invasión de Normandía, Clinton dijo que es justo "que el mundo reconozca la importancia de la campaña italiana y el enorme sacrificio que se hizo aquí", afirmó el presidente que hoy viajará al Reino Unido y mañana a Francia para tomar parte en las ceremonias conmemorativas del Día-D, de las que estará ausente Alemania, la nación derrotada hace 50 años.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.