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La obra fotográfica de Picasso muestra su faceta mas desconocida

Las 140 imágenes expuestas en París son la génesis del cubismo

La exposición que hoy se inaugura en el hotel Salé de París, edificio que acoge el Museo Picasso, explora una faceta desconocida en la obra del célebre pintor: su trabajo como fotógrafo. Se trata de 140 imágenes tomadas entre 1901 y 1916 por el propio artista. Según Anne Baldassari, cineasta que ha realizado un cortometraje sobre esta obra, "la exposición visita la última tierra incógnita que quedaba en el mundo de Picasso y permite contemplar, desde un punto de vista nuevo, la pintura de este periodo".

Las 140 fotografías que componen la muestra, que permanecerá abierta hasta el 17 de julio, abordan tres temas: el autorretrato, el retrato y los talleres. Sobre los primeros, a menudo tomados en contra-picado, magnificando la imagen del pintor en su taller, puede decirse que culminan en una serie correspondiente a 1915-1916, en la que Picasso protagoniza una suerte de strip-tease insolente y provocador. En el aspecto técnico, el artista también se sirvió de las fotografías como elemento "sobreimpresionado" a su labor pictórica, un experimento que data de los años 1901 y 1902.Los primeros retratos los realizó en el Bateau Lavoir y contraponen los personajes fotográficos a los personajes pintados que aparecen en un cuadro aún no acabado. De pronto, la pintura parece mas viva, dotada de un movimiento del que carecen los modelos. Luego, gracias a la llamada fotoescultura o doble impresión de un negativo, los retratos se convertirán en laboratorio del cubismo al proponer una simultaneidad de espacios en un solo plano. Por la cámara aparecen Dolly van Dongen, Braque, Kahnweiler, Ramón Pichot, Max Jacob o Apollinaire, algunos de los modelos que desfilan ante el objetivo de las lentes picassianas.

En las fotos de talleres es donde más clara aparece la génesis del cubismo. Picasso, en 1910, en el transcurso de una visión provocada por el hachís, llegó a afirmar: "He descubierto la fotografía y ya puedo matarme pues no me queda nada que aprender". Ese sentimiento de que ya no queda nada por inventar va aparejado a sus visitas a Horta d'Ebre, paisaje y arquitectura de los que surgirán las primeras visiones cubistas.

Al mismo tiempo, las fotografías nos descubren el proceso de elaboración de las obras, a progresión de algunas de ellas, como el famoso guitarrista del que hoy sólo conservamos precisamente esas imágenes que prueban que se trataba tanto de pintura como de escultura efímera.

Las fotos que ahora se exponen en el museo monográfico dedicado al pintor testimonian y juegan un papel importante en la creación de los primeros collages picassianos. En 1912 el artista tomó una serie de fotos que sirven para comprender mejor los pasos seguidos por Picasso. De alguna manera puede afirmarse que la cámara interviene como catalizador de un análisis deconstructor, testigo e impulsor de una reconsideración de la pintura, de la imagen y de sus soportes. El apartado de los talleres es el más teórico pero también el más informativo.

Aprovechando la exposición (hasta el 17 de julio, se ha presentado el filme de 13 minutos Un verano en Horta, realizado por Anne Baldassari y Roland Allard, en el que las fotografías y las obras que ahora se exhiben en el Hotel Salé van acompañadas de textos sacados de la correspondencia con Fernande Olivier, Gertrude Stein, Alice B. Toklas y Leo.

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