El primer agujero negro confirmado en el cielo está en el centro de una galaxia
Imágenes del 'HubbIe' hacen real este fenómeno cósmico buscado por tres décadas
El extraño y sorprendente fenómeno cósmico conocido como agujero negro supermasivo ha pasado por fin de la teoría a la realidad. Al menos eso es lo que indican unas observaciones realizadas con el telescopio espacial Hubble y anunciadas por astrónomos de la NASA. Un agujero negro es un monstruo gravitacional que se traga todo lo que hay a su alrededor, y es tan poderoso que ni la luz ni la materia pueden escapar de él. Desde hace tres décadas, estos objetos invisibles por definición han sido un objetivo de primer orden para los astrofísicos.
Los astrofísicos del Instituto del Telescopio Espacial de Baltimore, encabezados por Holland Ford, presentaron en la noche del miércoles el descubrimiento, según ellos concluyente, de la existencia de un agujero negro extremadamente masivo en el centro de la galaxia elíptica gigante M87, situada a una distancia de 50 millones de años luz en la dirección de la constelación de Virgo. Esta galaxia se puede observar casi directamente encima cuando anochece. Hasta ahora los estudiosos tenían varios candidatos a agujeros negros, pero en ninguno de ellos habían podido confirmar su presencia.El descubrimiento parece aplacar cualquier escepticismo acerca de los agujeros negros, predichos a partir de la teoría de la relatividad general de Einstein. Mientras los científicos teorizaban y buscaban, el concepto se ha hecho tan intrigante y expresivo que ha pasado a la cultura popular y el mismo término "agujero negro" ha entrado. en el lenguaje corriente como una metáfora multipropósito. Recientemente se había confirmado la existencia de pequeños agujeros negros con masas no mayores de dos o tres soles colapsados.
Pista decisiva
Los investigadores afirman que el descubrimiento realizado con el Hubble, tras su reparación en órbita el pasado mes de diciembre, es la pista decisiva que necesitaban para resolver el misterio de las tremendas energías y fuerzas gravitatorias en el centro de muchas galaxias.Ante las nuevas pruebas, los astrofísicos que creían en la existencia de los agujeros negros (un 99,9%, según uno de ellos) se sienten reconfortados. "Si no es un agujero negro entonces es algo todavía más difícil de comprender con nuestras teorías actuales sobre astrofísica", explica uno de los investigadores, Richard Harms.
Descubrir un agujero negro es difícil porque son invisibles por definición. Las pruebas se obtienen de su efecto sobre la materia que los rodea. Una de ellas la constituye la observación de que la concentración de estrellas es mayor hacia el centro de muchas galaxias, especialmente las que tienen núcleos activos, que emiten gran cantidad de radiación. Parece como si el agujero negro en el centro las estuviera absorbiendo.
Observaciones anteriores de este tipo habían predicho la existencia de un agujero negro en el centro de la galaxia M87. Ahora, el espectrógrafo para objetos poco luminosos del telescopio espacial ha medido la velocidad de los gases del disco central de la galaxia, que, en forma de espiral, tiene un diámetro de 500 años luz y gira a una velocidad de 1,9 millones de kilómetros por hora.
No se deshace
A partir de esta medida, se aplicaron cálculos de mecánica clásica para determinar la masa del objeto central invisible necesario para mantener el disco en esa rotación tan rápida sin que se deshaga. La masa estimada ha resultado ser de entre 2.000 y 3.000 millones la del Sol, tan grande que solo tiene explicación si se trata de un agujero negro.El disco de gases de la galaxia M87 fue probablemente creado por una pequeña galaxia que fue absorbida por el agujero negro. Los astrónomos del Hubble han señalado que los próximos objetivos serán encontrar nuevos agujeros negros y sus posibles causas. Algunos pudieron originarse en los primeros tiempos del universo, cuando las estrellas jóvenes eran tan numerosas en los núcleos de las galaxias que colisionaban continuamente.
Estas colisiones dieron lugar a acumulaciones de masa y cuanto mayor es la masa, mayor su apetito gravitatorio de consumir nueva materia estelar.
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