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El Consejo de la Juventud gastó más en comidas y copias que en actividades

Jan Martínez Ahrens

El Consejo de la Juventud de la Comunidad gastó en 1992 un 12% de sus ingresos en comidas y fotocopias, una cantidad superior a la pagada para organizar actividades. Este hecho, revelado por una auditoría de la Consejería de Hacienda a la que ha tenido acceso este periódico no es sino reflejo del descontrol y las irregularidades que presidieron durante el citado ejercicio la gestión del organismo y que desembocó en su colapso financiero. Así, en pagar al personal se destinaron 19.301.287 pesetas, un 46% de todos sus gastos, mientras que a folletos, cartelería, actividades, profesores y ayudas -sus tareas más propias- se destinó un 19% de los gastos, 8.070.385 pe setas. El informe provisional de Hacienda revela que el Consejo no sólo gastó mucho más -41.592.757 pesetas- de lo que ingresó -30.322.642-, sino también que, pese a que el dinero procedía de subvenciones en un 95%, los gestores se volcaron en gastos suntuarios. Éste es el caso de las comidas, que generaron un importe de 1.764.363 pesetas. De esta cifra, 497.031 corresponden a ágapes relacionados con alguna actividad, pero el resto -1.267.332 pesetas- se emplearon en comidas con un reducido número de comensales.PASA A LA PÁGINA 4

Los sueldos se comieron la mitad de los ingresos

VIENE DE LA PÁGINA 1Este gasto contrasta con las normas internas del Consejo, que establecen que los miembros de la comisión permanente (11 personas) podrán emplear como máximo 1.000 pesetas por cabeza en comidas de trabajo y 2.500 en banquetes institucionales. La auditoría subraya que estas cantidades fueron superadas en la mayoría de las 180 comidas celebradas en restaurantes. Los dos gerentes del consejo en 1992, Santiago Llorente y Fernando Sánchez, indicaron ayer que este dinero se empleó para asistentes a asambleas y jornadas.

Junto a los banquetes, destaca el dinero que se pagó por las fotocopias: 1.739.445 pesetas, de las que 1.080.388 corresponden a copias en establecimientos públicos. El gasto en este apartado y en comidas suma 3.503.808 pesetas -un 8% del gasto total y un 12% de los ingresos-, más dinero que el invertido en la organización de actividades (1.832.000 pesetas) y en el profesorado de cursos (1.418.550).

Esta desproporción se agudiza si se añade la cantidad gastada en viajes, correos, mensajería, y material de oficina. La adición arroja una cifra de 6.435.079 pesetas, es decir, más de un 15% de todo lo gastado ese año.

Y si una de cada seis pesetas pagadas por el consejo fueron a parar a estas partidas, el gasto en sueldos y salarios -más de 15 millones- hizo trizas cualquier contención. A personal se destinó un total de 19.301.287 pesetas, un 46% de todos sus gastos, un 65% de todos los ingresos.

19% en tareas propias

En resumidas cuentas, el consejo, que vivía al 95% de las subvenciones, destinó a sus tareas más propias sólo un 19% de sus gastos -8.070.385 pesetas en folletos, cartelería, actividades, profesores y ayudas- En estas cifras se incluyen las 575.000 pesetas pagadas a Joven Gestión, SL, la empresa de la que era socio el ex gerente de la entidad, y otras 382.000 pesetas pagadas a un comisionista que carecía de contrato escrito (véase EL PAÍS de ayer).

La repulsa a las irregularidades destapadas por la auditoría, que será remitida al Tribunal de Cuentas, recorrió ayer el espectro político.

El presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, afirmó: "Esto demuestra, como ya he dicho muchas veces, que la sociedad civil tampoco es perfecta. No sólo los políticos son susceptibles de caer en la corrupción. Aunque hay que esperar, esto confirma mis dudas sobre la capacidad de autogestión de este tipo de organizaciones, como también de los sindicatos".

Mucho más virulento fue el ataque de Nuevas Generaciones, la rama juvenil del PP. Su vicesecretario general, José Luis Moreno Torres, indicó que. la auditoría pone de manifiesto que "determinadas personas ligadas al PSOE utilizan a su antojo el dinero público para su beneficio personal".

Al tiempo que lanzaba esta andanada, Moreno justificó el papel, de Concepción Aranda, de Nuevas Generaciones, quien fue tesorera de la entidad en 1992. "En todos los cheques aparece sólo la firma del presidente y del gerente, no se avisó al tesorero", señaló.

Los implicados, por su parte, mantuvieron ayer un tono exculpatorio respecto a su gestión, aunque reconocieron "errores", y apoyaron la remisión del informe de Hacienda al Tribunal de Cuentas.

El presidente del consejo en 1992, Ignacio López, a la sazón de Juventudes Socialistas, insistió en que desarrolló su trabajo voluntariamente y que su tarea fue "la de coordinar, no la de llevar la contabilidad". "No hubo corrupción alguna. Hemos sido inexpertos y eso ha podido causar errores en la gestión. Pero la comisión permanente estaba al tanto de lo que sucedía", comentó. Respecto al caso del comisionista Coiradas, el ex presidente aseguró que conseguía ingresos para el departamento de la organización en Juvenalia 92, "el mejor que ha conocido el Consejo".

Coiradas, según López, consiguió cuatro millones de pesetas, por lo que cobró medio millón. "No tenía contrato escrito, pero sí hubo acuerdo verbal. El que estos ingresos no aparezcan se debe a que empezó a trabajar en 1991 y el informe fiscaliza sólo 1992", añadió López.

Un "buen organizador"

Santiago Llorente, que ocupó el cargo de gerente hasta marzo, manifestó que no cobró despido tras su baja voluntaria, sino una liquidación pactada ante Magistradura. "Me contrataron por organizar bien jornadas y no por ser un contable", indicó este socio de Joven Gestión.

"Jamás hubo nada ¡legal en las relaciones de la empresa y el Consejo", añadió. Del regalo de la bicicleta (43.000 pesetas) dijo: "He devuelto el dinero. Fue un regalo de despedida".

En el mismo sentido se expresó Olga Frutos, a quien el Consejo regaló un bono de Bancohotel por su boda. "Recibí el regalo una semana después de que dejase la comisión permanente y no sabía que procediese del dinero del consejo. He devuelto la cantidad", manifestó.

El ex gerente Fernando Sánchez, por su parte, reconoció que la auditoría era rigurosa, aunque matizó que ha justificado las 41.000 pesetas que recibió el 22 de diciembre a su cuenta particular.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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