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La biógrafa de Nora Joyce cree que aporta una visión distinta del escritor

Brenda Maddox, autora de la biografía Nora Joyce, que acaba de publicar Plaza y Janés, considera que su libro aporta una visión distinta del escritor irlandés James Joyce, lejos de la versión más oficial de la biografía canónica escrita por Richard Ellmann (publicada por Anagrama). "Yo hablo del Joyce familiar, doméstico, mientras que Ellmann, en su excelente biografía, observaba al escritor desde un punto de vista más literario", comenta Maddox. "Mi interés por Nora Joyce surgió a partir de mis estudios sobre las mujeres y las costumbres sociales en Irlanda"."Mi reto periodístico", señala Brenda Maddox, "fue investigar la vida de Nora, que quedaba un tanto oculta en los archivos. Creo que si te lo propones, acabas encontrando algo nuevo, y eso es lo que me pasó". Nora huyó con James Joyce de Irlanda, convivió con el escritor toda su vida y le acompañó en el exilio de Trieste, París y Zúrich.

En Nora Joyce, Brenda Maddox no duda en airear las llamadas cartas sucias de James Joyce, la correspondencia de marcado tono erótico que el escritor mantuvo con su esposa en 1909. "Es un documento sobre la vida de la pareja", afirma. "Las palabras e imágenes que aparecen en esas cartas son el primer material de lo que sería más tarde el Ulises".

"Creo que las cartas tienen importancia biográfica y literaria", añade, "y si Richard Ellmann no las utilizó fue porque trabajaba para los albaceas literarios de Joyce y prefirió dejar al margen este aspecto".

Acerca de las objeciones de la familia Joyce, y en especial de su nieto Stephen, comenta Maddox: "Es un asunto muy complicado, pero creo que es interesante no ignorar esa faceta de un escritor tan autobiográfico como James Joyce, que utilizó su propia vida como materia prima".

'Irlanda portátil'

Maddox, que considera en su biografía que Nora era como, "una Irlanda portátil" para Joyce y que tuvo mucha influencia en la obra del escritor, apunta: "James Joyce no sabía casi nada de mujeres y no tenía mucha experiencia sexual; sólo podía tenerla a través de Nora, que era una mujer muy desinhibida en su manera de hablar"."Nora,que no era analfabeta en absoluto", añade Maddox, "se quejó de que él la impulsaba a tener relaciones sexuales con otros hombres para poderlo escribir después. Nunca leyó el Ulises porque sabía que había mucho de ella en esta novela y le indicaba a Joyce que preferiría que escribiera cosas que la gente pudiera leer".

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