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Pocos y mal avenidos

El Metropolitan de Nueva York tiene 100 conservadores. El museo del Louvre cuenta con 70 especialistas. Pero el Prado cuenta con sólo tres conservadores jefes por oposición: Matías Díaz Padrón, para pintura flamenca; Juan José Luna, para pintura francesa, alemana e inglesa, y Manuela Mena, subdirectora, dibujo. Junto a ellos, trabajan otros dos conservadores en comisión de servicios, Jesús Urrea -adjunto a la dirección y actual comisario de la exposición dedicada a los Leoni- y Trinidad de Antonio -conservadora de pintura española-; uno del cuerpo de conservadores, José Luis Díez, y seis más que consiguieron el puesto después de una demanda en magistratura. No hay más. Y las condiciones en las que trabajan estos especialistas no son todo lo idóneas que pudieran parecer. Por ejemplo, el responsable de pintura flamenca carece de secretaria desde hace dos años y se ve obligado a escribir a mano los informes que se le piden. Esta misma situación la padecen Urrea y De Antonio.Es de todos conocido que las relaciones entre ellos no son todo lo cordiales que requiere un trabajo en equipo. De ellos depende el equipo de restauración -formado por una quincena de profesionales-, que en su mayor parte se consideran dependientes de la subdirectora del museo, algo que choca con la pretensión de los conservadores. Éstos alegan que, según los estatutos del Prado, los "artesanos" dependen directamente de ellos, lo que añade leña a la situación interna de este museo. Una de las restauradoras señaló que el problema más conflictivo de su departamento es además del escaso sueldo por un trabajo tan delicado y especializado como el que realizan la diferencia que existe entre los distintos trabajadores de este cuerpo. "El amor al arte no es eterno", lamentó esta restauradora.

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A esta difícil situación se añade el que junto a funcionarios que se dejan cada día la piel en el museo, hay otros que intentan patrimonializar lo que es de todos. "Hay trabajadores que manejan los resortes del museo no como servidores públicos, sino claramente en beneficio propio", concluye un alto funcionario del museo.

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