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Serra niega toda responsabilidad en el 'caso Roldán"

El vicepresidente admite que el ex director de la Guardia Civil posee información sensible

Luis R. Aizpeolea

Todos acabaron heridos. El Partido Popular (PP), como había anunciado, sometió ayer al vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, a un duro interrogatorio en el Pleno del Congreso, pero al tiempo que golpeó, recibió. Serra, poco ducho en lides parlamentarias y sin el respaldo de la presencia de Felipe González, se encaró a los populares Luis Ramallo y Rogelio Baón, dos fajadores especialmente mordaces, y acabó sorprendiendo. Hubo pelea. Uno de los momentos más tensos se produjo cuando, ante sus insistentes negativas, Ramallo le acusó de "tener miedo" y Me ocultar algo" en el caso Roldán. Serra replicó acusando al diputado del. PP de representar "la política de la difamación". Admitió, no obstante, que Roldán dispone de información sensible.El PP sometió ayer a Serra a un duro interrogatorio de 40 minutos sobre su responsabilidad en el nombramiento y las actividades de Luis Roldán al frente de la Guardia Civil. La tensión se reprodujo cuando Ramallo advirtió al vicepresidente que corría el riesgo de mentir ante la Cámara al negar que había encargado a Roldán el informe Crillon, sobre las actividades financieras de Mario Conde cuando era presidente de Banesto. Serra elevó por segunda vez el tono y reiteró su acusación de 'Talta de ética política" tanto a Ramallo como al presidente popular, José María Aznar, por haber dado por buena esa información publicada en el diario El Mundo.

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Acto seguido, Ramallo esgrimió un documento de la comisión parlamentaria de investigación según el cual un informe de la Guardia Civil, fechado en el verano de 1992, relacionaba a conocidos de Roldán con el narcotráfico. La respuesta también fue contundente, Serra acusó con virulencia a Ramallo de violar el secreto de la comisión. "Si ustedes quieren llegar hasta el final en la investigación no maquillen sectariamente la información", le espetó. Sus palabras fueron arropadas con aplausos desde los escaños del PSOE.

El vicepresidente negó una y otra vez cualquier responsabilidad derivada del caso Roldán. Ante la avalancha de preguntas de los diputados populares finalmente sólo le acosaron dos, y no los ocho que firmaban las preguntas-, endosó la fuga de Roldán a la "negligencia" del anterior ministro del Interior, Anton¡ Asunción, y recordó que éste ydpagó por ello con su dimisión. Pero no salió de ahí.

Los dos diputados populares no ofrecieron ninguna novedad más allá de achacarle responsabilidad política por haber elegido a Roldán como director de la Guardia Civil, por mantenerle en el cargo y por permitir su fuga. La sesión estuvo cargada de tensión y fueron numerosos los abucheos desde los escaños del PP a las respuestas de Serra. La presión fue continua y eficaz: sólo ante ella Serra se soltó.

Felipe González no compareció y se mantuvo todo el tiempo en su despacho de La Moncloa; luego vio por televisión la final de la Copa de Europa de fútbol. Tampoco asistieron Miquel Roca, portavoz de CIU, ni Iñaki Anasagasti, portavoz del PNV. Pero Serra, convertido en claro objetivo político del PP, estuvo respaldado por varios miembros del Gabinete. A su lado se encontraba el titular de Exteriores, Javier Solana, y el de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch. También estaban José Borrell, de Obras Públicas; Alfredo Pérez Rubalcaba, de Presidencia; Juan Manuel Eguiagaray, de Industria, y Cristina Alberdi, de Asuntos Sociales.

Aunque las intervenciones de los dos diputados populares se limitaron a acosar a Serra, sin ofrecer ninguna novedad o prueba alguna, su presión posibilitó que el vicepresidente acabase aportando algunos datos desconocidos sobre el caso Roldán. Serra reconoció por primera vez que el fugado ex director de la Guardia Civil disponía de información sensible sobre la lucha antiterrorista y contra el narcotráfico, aunque puntualizó, a renglón seguido, que muchas de las operaciones que Roldán conocía están actualmente desactivadas. También admitió por vez primera que el ex ministro del Interior Antoni Asunción había dimitido por "negligencia" en la vigilancia del ex director de la Guardia Civil.

Los despachos con Roldán

En otra respuesta a Ramallo, Serra trató de despejar la polémica suscitada la víspera en la comisión de investigación sobre sus despachos con Roldán. Reconoció que en su etapa de ministro de Defensa había mantenido algún contacto con el ex director de la Guardia Civil por la vertiente militar del instituto armado, y que en 1992, ya como vicepresidente y coordinador de la Expo y de los Juegos Olímpicos, había despachado con cierta frecuencia con él para supervisar la seguridad de ambos eventos.

Ramallo y Baón trataron de llevarle en todo de las responsabilidades políticas. Reiteradas veces, tanto uno como otro le reprocharon no haber sabido elegir a sus colaboradores. Pero Serra se atrincheró en que las responsabilidades correspondían a Asunción. Insistió en todo momento en que él desconocía las actividades de Roldán, y limitó su culpa y la del Gobierno al hecho de haber confiado en alguien indigno de ello. Luego, en rueda de prensa, exclupó claramente por el nombramiento de Roldán al entonces ministro del Interior, José Barrionuevo. A la pregunta de si se había referido a él al aludir a la figura del ministro, Serra lo negó: "Quieren buscar fisuras negó: "Quieren buscar fisuras entre nosotros y no lo van a conseguir", enfatizó. Barrionuevo, quien habló con Serra antes y después del turno de preguntas, reconoció anoche que él fue quien designó a Roldán para dirigir la Guardia Civil.

La sesión se zanjó satísfactoriamente para todos. Para los socialistas, porque, a su juicio, el PP fracasó en su objetivo de implicar al vicepresidente en el caso Roldán. Los populares se fueron contentos por haber conseguido comprometer a Serra con afirmaciones que quedarán plasmadas en el Diario de Sesiones del Congreso, sobre todo su negativa a que hubiera encargado espiar a Conde. Ramallo se despidió con el desafío de que el tiempo aclarará estas cuestiones. Serra, además, anunció una demanda judicial de rectificación contra El Mundo. El director de este periódico, Pedro J. Ramírez, expresó su "sorpresa" por ello.

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