El PP cree que ha abierto la vía para hundir a Serra

Los diputados del Partido Popular salieron tan satisfechos como los socialistas del toma y daca de preguntas y respuestas. Para el PP, el objetivo no era acabar políticamente con Narcís Serra, explicaban, sino Iniciar un camino, que durará semanas o meses pero que terminará con el vicepresidente" según uno de los dos interrogadores. Como advirtió Luis Ramallo en el hemiciclo, el Grupo Popular pretendla que las respuestas de Serra quedaran en el Diario de sesiones. "Si hubiera mentido, le ex¡giremos responsabilidades" señaló Ramallo entre los abucheos socialistas,

La batería de preguntas populares logró sus, objetivos: concentrar la atención en Serra, vincularle con el escándalo Roldán y fijar en el Diario de Sesiones sus explicaciones. Era una especie de revancha parlamentaria por la negativa de la mayoría de los grupos a citar al vicepresidente ante la comisión que investiga al ex director de la Guardia Civil.La pregunta clave para los populares era la última: buscaba saber si Serra encargó a Roldán "investigar a través de una empresa privada las actividades de un ciudadano español". No se citaba ni al ex presidente de Banesto. Mario Conde ni a nadie en particular. La respuesta negativa y escueta del vicepresidente es considerada un éxito por el Grupo Popular, que cree que a medio plazo se logrará demostrar la existencia de informes irregulares y la responsabilidad de Narcís Serra.

Los populares se manifestaron también satisfechos porque, en su interpretación, la comparecencia, del vicepresidente confirma la existencia de relaciones habituales entre Roldán y Serra. Este reconocimiento pone en evidencia, según aseguró fuera del hemiciclo Ramallo, la necesidad de que comparezca el vicepresidente ante la comisión Roldán.

Ramallo a gregó que Serra es lo un incapaz o un mentiroso" por no haber controlado la actuación de Roldán ni antes ni después de su nombramiento o negar ahora que existieran indicios suficientes para haber tomado medidas.

De paso, los diputados del Grupo Popular, que innovaron en el terreno parlamentario al encerrar en una especie de frontón durante casi una hora al vicepresidente, le pasaron factura públicamente por sus declaraciones del pasado domingo, en las que consideré a José María Aznar "indigno" para ocupar la presidencia del Gobierno. Rogelio Baón le dijo que había hecho muy mal al "verter injurias" contra el presidente del Partido Popular.

Finalmente, los diputados del Grupo Popular se declaraban satisfechos por haber concentrado la atención pública en el vicepresidente y "haberle puesto ante sus responsabilidades" en el caso Roldán. Lo primero resultó evidente. Nunca la sesión de control al Gobierno de los miércoles había causado semejante expectación en los bancos parlamentarios y la tribuna de la prensa. Al presidente de la Cámara, Félix Pons, le costó trabajo imponer orden para que se escuchara la siguiente pregunta cuando tras la última respuesta de Serra casi todo el mundo salió en desbandada.

Sin embargo, no todo fueron parabienes entre los populares. Serra demostró capacidad de de contraataque. En algunos momentos desconcertó a los diputados de Aznar, que habían entrado al hemiciclo poco menos que convencidos de que "se cae sólo". Quizá por eso, los espadas encargados de acosarle insistían al final: "Esto no acaba aquí. No veníamos a terminar algo, sino a empezarlo, y lo hemos conseguido".

[El presidente del PP, José María Aznar, replicó a Serra desde Valladolid. Allí advirtió que España "no va a salir adelante ni con nervios, no con descalificaciones, ni con insultos", informa Efe.