"Los pensadores de hoy están atrapados por la actualidad"
La autobiografía de Charles Ronsac, Tres nombres para una vida (1988), ha sido un gran éxito editorial en Francia. También ha tenido gran repercusión Uno no se cansa de amar, el libro que presenta ahora en España, editado por Anaya y Mario Muchnik. En él narra, en unas cartas póstumas dirigidas a su mujer, la batalla que libró junto a ella contra el mal de Alzheimer.Pregunta. ¿Qué le llevó a publicar una historia tan personal como Uno no se cansa de amar?
Respuesta. Este libro lo escribí P ara mi, pero al terminarlo todos los que lo leyeron me animaron a publicarlo, ya que podía ser útil a los demás. Los enfermos de Alzheimer pierden la memoria y la razón. Yo logré, utilizando todo tipo de: trucos e invenciones, mantener hasta el final la memoria y la conciencia de mi mujer. Procuraba hacerla reir, le recitaba poemas, colgaba imágenes evocadoras delante suyo; todo tipo de argucias para detener la degeneración inexorable que produce esta enfermedad. No hay duda de que la risa y el amor tienen efectos terapéuticos.
P. ¿Por qué se resistió a aceptar su deseo de morir?
R. Al principio de la enfermedad mi mujer intentó suicidarse tres veces. Después, cuando estaba más grave, me enteré de que pertenecía a la Asociación por el Derecho a Morir con Dignidad (ADMD), a lo que yo no me opuse. Para mí el criterio supremo fue siempre la conciencia. Si hubiese, perdido la capacidad de reconocerme quizá la hubiese ayudado a morir, pero ella no sólo me reconocía, sino que conseguíamos comunicarnos a pesar de que ella no podía hablar. R6 conozco que he sido egoísta por amor, porque ella, a pesar de haber abandonado la idea de suicidarse, no. quería vivir.
P. De los intelectuales comprometidos que ha conocido a lo largo del siglo, ¿quiénes han sido los más lúcidos?
R. Entre los pensadores de izquierdas yo destacaría a Albert Camus, que fue el primero en calificar de fascista al régimen estalinista, en un tiempo en que el comunismo ejercía todavía una enorme fascinación. Raymond Aron, a pesar de ser un hombre de, derechas, tuvo también una gran visión de futuro. Admiro mucho a Simone Weil, cuyo pensamiento político ha resistido bien el paso del tiempo. Su gran preocupación era que las revoluciones, o fracasan, o degeneran.
P. ¿Se puede deducir de los últimos. acontecimientos en Europa que no hemos aprendido las lecciones del pasado?
R. Son los dirigentes los que han olvidado las lecciones de la historia, ya que suelen creer que la están fabricando. Un ejemplo reciente son las manifestaciones contra Balladur en Francia en el último año por el tema de los nuevos contratos, y también la huelga en Air France. Eso es lo que yo considero olvidarse de la historia. Debería haber previsto las consecuencias de su política, porque abundan los precedentes.
P.¿Qué balance hace de la carrera política de Mitterrand ahora que prepara su retirada?
R. Conozco bien a Mitterrand desde la época de Franc Tireur. A mi modo de ver su éxito se debe a que ha sabido aprovechar siempre sus oportunidades políticas. En su día se hizo con las riendas del partido socialista como podía haberlo hecho del partido radical o de cualquier otro. Mitterrand nunca ha teñido una ideología política.
P. Tras derrumbarse el comunismo. ¿Qué nuevos valores puede aportar la izquierda? .
R. No hay que olvidar que sin el movimiento obrero el progreso social no hubiera existido. No veo porqué el fracaso del comunismo deba significar el final de la socialdemocracia:. No podemos dejar de creer en la utopía sólo porque se haya revelado asesina. Los jóvenes no pueden abandonar el sueño de una sociedad mejor, sobre todo ahora,. con millones de parados y de excluidos y con un Tercer Mundo que se autoaniquila y muere de hambre. No podemos seguir así.
P. ¿A qué se debe que los pensadores no planteen nuevos modelos de sociedad?
R. El drama es que acontecimientos trágicos como la guerra de Bosnia o las matanzas en Ruanda impiden a los pensadores reflexionar sobre lo fundamental. Los que en Francia podrían imaginar nuevos caminos, como Edgar Morin, o Bernard-Henri Lévy, están atrapados por la actualidad.
Babelia
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