Pujol muestra una satisfacción moderada y mantiene su apoyo al Gobierno
Convergència i Unió consideró ayer que la comparecencia televisada de Felipe González demuestra que el Gobierno está dispuesto a luchar contra la corrupción y que el presidente es capaz de ofrecer"un mensaje positivo, aunque falta por saber si es suficientemente esperanzador". A primera hora de la mañana, Jordi Pujol se desplazó a Madrid para entrevistarse con Felipe González en el palacio de la Moncloa.
El presidente catalán "quería ver", según uno de sus colaboradores, cómo estaba González antes de comprometer su apoyo. Pujol estuvo en la Moncloa algo más de una hora, tiempo suficiente para concluir que "el margen de maniobra de González es más reducido del que se puede apreciar desde fuera del PSOE". Aunque el jefe del Ejecutivo puede coincidir con Pujol sobre la necesidad de una renovación mucho más profunda del Gobierno, la amplitud de la crisis política y la necesidad de darle una respuesta rápida se ha convertido en un freno para pensar en otra cosa que no sea la sustitución de los ministros del Interior y de Agricultura, según la impresión del propio Pujol.Pese a ello, los nacionalistas catalanes consideran que no se puede asegurar que este nuevo Gobierno vaya a tener "una vida larga". Que quedan cuestiones sin resolver lo demuestra, según fuentes nacionalistas, la no renuncia del ex ministro del Interior José Barrionuevo a su escaño, una cuestión que éste vincularía a las dificultades que ello supondría para el vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, quien, como ministro de Defensa, fue también responsable de la propuesta de nombramiento de Luis Roldán en 1986.
Pujol no desaprovechó la ocasión para recordarle a González en La Moncloa la naturaleza del apoyo que recibe: mantenimiento de una determinada política económica y el impulso autonómico. Sobre esta segunda cuestión, el presidente de la Generalitat recordó una vez más a González que la situación podía explotarle si no se percibían algo más que muestras de buenas intenciones.
El presidente catalán es consiciente de las dificultades que tiene poner el acento en este momento en el giro autonómico, dada la importancia que otras cuestiones han adquirido ante la opinión pública. Sin embargo, ha recordado a sus interlocutores gubernamentales que, por una u otra cuestión, desde el 6 de junio la cuestión autonómica siempre pasa a un segundo plano. La explicación de Pujol es clara primero fue por la confección del Gobierno tras las pasadas elecciones generales; después, la necesidad de elaborar los Presupuestos Generales; más tarde, el congreso del PSOE; ahora, la proximidad de las elecciones europeas y la magnitud de la crisis política. "Así no vamos bien", ha advertido Pujol.
Pese a que hay una voluntad mayoritaria de los nacionalistas catalanes de apoyar a González, no cabe duda de que, en estos momentos, es Jordi Pujol quien sostiene con mayor firmeza esa posición, por encima de su socio de coalición, Unió, que advierte que el apoyo de ayer no debe ser interpretado por el PSOE como una excusa para que nada cambie y tampoco como que un cheque en blanco. Josep Antoni Duran Lleida, líder de Unió, advirtió contra el peligro de reforzar la imagen de entreguismo de CiU que se podía percibir en la intervención de González.
El secretario general de CDC, Miquel Roca, va aún más allá, e insiste en la necesidad de romper la colaboración externa con el PSOE, ya que la otra alternativa, entrar en el Gobierno, "no es hoy por hoy viable". Parece dificil, sin embargo, que esa posición que Roca ya ha defendido en el secretariado de CDC mientras sus colaboradores lo hacían en otros órgano s del partido -el diputado Francesc Homs, en el consejo de Barcelona celebrado el martes- pueda ser planteada en el comité de enlace de CiU, que se reunirá el próximo lunes.
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