Objeción de conciencia y guerra
El señor Claudio Guillén expresa en una reciente carta al director (EL PAÍS, 11 de abril de 1994) su temor ante la posible indefensión de la nación ante un ejército exclusivamente profesional. Si en su carta aduce argumentos bastante discutibles, me gustaría comentar especialmente la frase en la que, hablando de la II Guerra Mundial, dice: "La pasividad, la indiferencia y la objeción de conciencia frente al poder nazi hubieran sido estúpidas y suicidas".Por una parte, creo que ahí se mezclan dos actitudes muy diferentes, pues la objeción de conciencia no es sinónimo, ni mucho menos, de pasividad o indiferencia. Los insumisos que ahora mismo se arriesgan a penas de cárcel por defender sus ideas demuestran claramente que lo suyo no es una actitud de indiferencia, sino todo lo contrario: una
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