"Las señales desde el Fondo
EL FONDO Monetario Internacional (FMI) ha hecho público su siempre esperado informe semestral sobre la economía mundial (World economic outlook), y lo ha hecho con las cautelas que impone una experiencia cargada de no pocos errores en sus previsiones y la creciente dificultad para generalizar un diagnóstico y unas prescripciones a las economías de los 178 países miembros de la institución. El 3% que ahora se anticipa como tasa de crecimiento para el conjunto de la economía mundial en 1994 sería el mejor registro desde 1989, al que sucedería un 3,7% en 1995. Conviene recordar que en el informe anterior, el correspondiente a octubre, la previsión de crecimiento para 1994 era del 3,2%.Más vinculante que las cifras concretas es la reafirmación de las diferencias entre la situación de los principales grupos de economías y la recomendación insistente en el fortalecimiento estructural de las mismas. Mantiene su llamamiento a una continuidad de la política de reformas en las condiciones de oferta, como condición para que ese crecimiento se traduzca efectivamente en la creación de empleo. Ésta no se espera en la mayoría de los países europeos hasta bien entrado 1995.
La constatación de la recuperación de las economías de habla inglesa, con EE UU a la cabeza (su previsión de crecimiento ha sido revisada al alza en 1,3 puntos porcentuales, hasta el 3,9%), contrasta con la manifiesta debilidad del conjunto de Europa continental y Japón, cuyas perspectivas de recuperación siguen siendo frágiles. El crecimiento previsto de Japón ha sido revisado desde el 2% del pasado octubre hasta el 0,7% actual. A Japón no le afecta, sin embargo, esa genérica recomendación al conjunto de los países industrializados para que reduzcan sus déficit públicos, condición necesaria, aunque no suficiente, para que desaparezcan las actuales tensiones que viven los mercados financieros y, en especial, los de bonos.
El mensaje sobre España no es favorable en este aspecto. El informe expresa preocupación por la mala evolución de nuestras finanzas públicas y recomienda una imprescindible corrección para que ese otro gran desequilibrio, la inflación, baje con la claridad necesaria para reforzar la estabilidad de las condiciones financieras en la economía. Más favorable es la valoración que hace el informe del FMI sobre la reforma del mercado de trabajo ahora en curso. Esto, sin embargo, no evita que el FMI sitúe su previsión de la tasa de paro de nuestra economía en 1994 en el 24%, la más elevada de todos los países industrializados. También, respecto al crecimiento, el FMI está lejos de ser optimista en relación con España. Establece su previsión en un crecimiento del producto interior bruto (PIB) en este año del 1%, muy por debajo en cualquier caso al que se prevé para el grupo de países industrializados -2,4%- y al de la Unión Europea -1,3%-.
Las previsiones no permiten echar las campanas al vuelo a nadie, y mucho menos al Gobierno español. Pero sí deja patente que la recuperación está en marcha en toda una serie de países industrializados. Aunque sea tarde, habrá de reflejarse en la economía española, y para poder aprovechar esa coyuntura internacional, esta economía tiene que prepararse para ello. Rigor en el gasto público y una reducción de la inflación son para ello tan imprescindibles como la estabilidad política y financiera. En la próxima asamblea general del FMI, que se celebrará en Madrid, podrá finalmente verificarse si las previsiones ahora publicadas llevan camino'de cumplirse.
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