Anguita exige al presidente del Gobierno que sea responsable y se marche
El líder de Izquierda Unida, Julio Anguita, se sumó a la propuesta de Aznar al pedir expresamente a Felipe González que dimita como presidente del Gobierno. Sin embargo, se apartó inmediatamente del discurso de la crítica personalista para extenderse en una propuesta de amplia y radical transformación desde la izquierda de la política española. Anguita abundó en la idea, ya manejada por él en otras ocasiones, de reclamar una política de planificación económica democrática y defendió la necesidad de afrontar el reto de transformar España en un Estado federal. El tono de Anguita, a diferencia de ocasiones anteriores, mereció una réplica pausada del presidente.El líder de IU indicó que la situación actual impone "la toma de una decisión" y añadió que estaba convencido de que en los bancos socialistas "habrá alguien capaz de asumir el mandato que su fuerza política recibió de las urnas el 6 de junio del año pasado". Para Anguita, "se impone" la dimisión de González, que demandó "con toda serenidad, pero con toda responsabilidad".
Anguita trazó un panorama marcado por "el desorden económico, el desorden social, el desorden político, el desorden moral y el desorden ético". De ahí saltó a la petición de dimisión de González e inmediatamente aseguró que su grupo convoca "a la esperanza" y "a la ilusión". Anguita continuó en ese tono dirigiéndose abiertamente a los ciudadanos, y no sólo a la Cámara, al insistir en su. convocatoria "a la valentía".
Después abordó el problema de la reforma de la política económica y se adentró, tomando como base el artículo. 128, de la Constitución ["toda la riqueza del país, en sus distintas formas, sea cual fuere su titularidad, está subordinada al interés general"] en explicar la necesidad de poner en marcha la planificación democrática de la economía. Para Anguita, ello significa la "gestión de la demanda colectiva, cubriendo las necesidades básicas en vivienda, transporte público, salud, educación", y ejercer, dijo, "labor de brújula y orientación a la iniciativa privada".
Para que no quedaran dudas sobre su concepción global de la economía a través de la planificación, consideró imprescindible ligar a ésta "el impulso a un fuerte sector público democratizado". En este campo dio pasos concretos al decir que un sector público fuerte es también necesario para el sistema financiero.
Todavía subió un peldaño más en la concreción de sus propuestas económicas al plantear en la tribuna la necesidad de que "la corporación Argentaria adquiera Banesto" y al rechazar la autonomía del Banco de España, que es un proyecto de ley aprobado por el Parlamento.
El último trazo de su política económica consistió en pedir "la plena participación de los trabajadores en las decisiones empresariales que les afecten".
Anguita no abandonó su posición de reformas radicales y abordó la necesidad de construir un Estado federal, convencido, dijo, "de que la construcción de dicho Estado, desde la situación constitucional existente es obra de la aceptación, el compromiso y la acción solidaria".
El líder de IU admitió que ese Estado federal supondría, entre otras cosas, una amplia remodelación de la Administración local, la transformación del Senado en una Cámara de representación territorial, y añadió el complemento de unas Fuerzas Armadas profesionalizadas.
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