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Javier Marías dice en una tertulia que escribe sus obras "con una brujula"

El escritor madrileño Javier Marías, de cuya novela Corazón tan blanco se han vendido cerca de 100.000 ejemplares, fue el protagonista de la tertulia de ayer en la librería Crisol de Madrid. El escritor Antonio Muñoz Molina y el crítico Manuel Rodríguez Rivero acompañaron a Marías en la sesión, comentando su obra en general y, en concreto, Mañana en la batalla piensa en mí, su octava novela recién publicada."A mi juicio ésta es la novela más pesimista de Javier Marías, ya que nadie resulta ser inocente", dijo Rodríguez Rivero. El crítico y editor confesó que había leído la última parte de la novela -que calificó de romántica-, con un nudo en la garganta".

Antonio Muñoz Molina defendió la carrera literaria de Marías como un ejemplo del tipo de escritor "cuya reflexión se manifiesta en todos los géneros que aborda". En este sentido, resaltó "la pasión irónica" que recorre su obra.

El límite

Para el escritor granadino, en esta última narración de Marías, "se produce la culminación de la voz narrativa, llegando al límite de lo que puede ser contado". Abundando en este tema, Muñoz Molina destacó que esa voz "rompe con la primera persona, saltando desde su propio punto de vista al de otros personajes sin que se note", y que este esfuerzo narrativo logra que la voz se instituya "en contra de la imposibilidad de entenderlo todo".Muñoz Molina apuntó el mérito de que la novela empiece en un punto de máximo valor dramático y mantenga la intensidad a lo largo de todo el relato, así como la perfecta organización de sus distintos bloques narrativos.

Tras comentar en tono jocoso que sus contertulios serían debidamente recompensados por sus elogios, y previa entrega a ambos de dos sobres sospechosos, Javier Marías se refirió al hecho de que sus libros suelan considerarse "muy bien urdidos, como si estuviesen muy bien pensados". El autor dijo que él no suele trabajar "con un mapa previo" sino que lo hace "con brújula". Desaconsejó este método, que calificó de arriesgado, ya que obliga al escritor "a convertir en necesario lo azaroso".

Después de la lectura de un pasaje de Mañana en la batalla piensa en mí a cargo del autor, Antonio Muñoz Molina retomó las reflexiones anteriores de Marías. "La diferencia entre una forma de escribir y otra no es baladí. Cuando el autor sabe de antemano lo que va a pasar, el acto de escribir pierde su soberanía y se convierte en un ejercicio notanal". Marías se mostró en parte de acuerdo, aunque se burló de los escritores que afirman que los personajes se les revelan y hacen lo que quieren: "Han de ser escritores muy pusilánimes", ironizó.

Valiéndose del ejemplo del Quijote, Marías defendió Ias digresiones, las divagaciones y las interrupciones", como elementos propios de la novela. "Se utiliza con demasiada alegría la fórmula de que un episodio no es pertinente en el relato'".

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