Sensualidad y embrollo
Bajo el manto lúgubre de los Austrias en Madrid, España desbordaba como podía su sexualidad y su sensualidad; las tapaba con la oscuridad de las calles, el embozo de los galanes y, desde luego, la soltura de las damitas: aquí están, en esta obra de Tirso de Molina como en tantas otras del tiempo. De otros curas y frailes, claro. (Eso sí, al que o la que cazaban, podía pagarlo con la vida). Caballero Bonald, autor de la versión -no es necesario decir que de buen verso, claro y legible; o audible-, habla de la mujer liberada (yo diría mas bien mujeres: todas andan a su gusto por el amor y la ciudad); y Marsillach de las chicas de Tirso.Las mima. A los caballeros les pone narices largas, ciranescas, circenses; les hace ridículos bajo sus barbas de machistas y sus gestos; a ellas las embellece, coquetea y flirtea con ellas como instrumento; las da ambigüedad, pasión y rápido consuelo. Ellas se dejan mimar: Adriana Ozores lleva su papel doble, su incertldumbre original -quiero decir, de Tirso: acentuada por la picardía de Marsillach y por la forma de engalanarlas de Cytrynowski- con verdadera distinción teatral. Cuaja otra vez su condición de primera actriz joven; y la siguen Yolanda Arestegui, Pilar Massa, amaneradas y revoltosas Mr sus papeles y por la dirección. Quizá yo también me deje llevar por el mimo a las damas y las cite así por esa forma de ponerlas en el escaparate y por alguna vieja tendencia natural; pero no es enteramente justo, y por lo menos hay que hablar de la calidad de los graciosos. Toda la compañía está ensayada, toda habla, toda realiza.
Don Gil de las calzas verdes
De Tirso de Molina. Adaptación: José Manuel Caballero Bonald. Música: Manuel Zimbaldo. Intérpretes: Enrique Meriéndez, Adriana Ozores, Héctor Colomé, Miguel de Grandy, Manuel Navarro, Arturo Querejeta, Yolanda Arestegui, Antonio Vico, Altor Tejada, Maribel Lara, Esther Montoro, Sofia Muñiz, Anselmo Gervolés, Pilar Massa. Escenografia y vestuario: Carlos Cytrynowski. Dirección de escena: Adolfo Marsillach. Compañía Nacional de Teatro Clásico. Teatro de la Comedia. Madrid, 15 de abril.
El espectáculo
Y está el espectáculo, que en si es un actor y un autor, un intérprete. Gestos, pasmos, objetos y colores, se añaden a esta interpretación y a la lucha emprendida -confiesa Marsillach- contra el aburrimiento. No se siente. Los toques a la obra, su ligereza, su conversión a veces en película muda, en comic -alguien ve dibujos animados: en los colores lisos, en las narizotas, en algunos gestos y esgrimas- son parte triunfante en esa lucha.Cytrynowski y Marsillach están en su terreno cuando se trata de unas obra cómica. Esta lo es, y por sí misma; pasa los siglos y ha pasado muchas fronteras en la vida, y anoche pasó muy bien la del estreno; probablemente lo pasará aún mejor con el público franco y directo de las funciones diarias.
Babelia
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