Un inesperado traspiés para Estados Unidos
La dimisión del primer ministro japonés, Morihiro Hosokawa, en un momento delicado de las relaciones entre Estados Unidos y Asia, ha sido acogido en Washington como un serio traspiés de cara a la posibilidad de negociar a corto plazo un acuerdo con Tokio que permita reducir el altísimo déficit comercial norteamericano.El presidente Bill Clinton, que siempre había expresado su buen entendimiento personal con Hosokawa -con quien se le solía comparar en la prensa japonesa-, pidió ayer que su sucesor siga adelante con la política de cambios discretamente iniciada por el primer ministro dimitido.
"Confío en que siempre era visto como un primer ministro histórico que hizo grandes esfuerzos en favor de Japón en un periodo de transición. Usted le dio a su pueblo el valor para cambiar", dijo Clinton en un mensaje dirgido a Hosokawa.
Los expertos advierten que se abre ahora una fase de gran incertidumbre en las relaciones entre Tokio y Washington. Pese a que, en los últimos meses, los dos países se habían situado al borde de la guerra comercial, en EE UU se culpaba de esa situación a los enemigos de Hosokawa, que le impedían introducir las reformas necesarias. Washington confiaba en que el hasta ahora primer ministro pudiera poco a poco elaborar un programa económico capaz de satisfacer las aspiraciones comerciales norteamericanas.
Su caída deja ahora en Washington un cierto sentimiento de culpa por haber, quizá, presionado demasiado a Hosokawa en un momento en que su posición era muy débil. El mes pasado, Washington rechazó el tímido plan de apertura comercial anunciado por el Gobierno nipón.
Esta nueva crisis en Japón se produce también cuando el papel de ese país es crucial para ayudar a Estados Unidos a resolver el conflicto con Corea del Norte, del que se sospecha que está fabricando armas atómicas.
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