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Los propietarios del Liceo ceden el teatro a las administraciones

En tres horas de asamblea se cambió el rumbo de un símbolo con casi 150 años de historia. Los propietarios de Liceo acordaron ceder a las administraciones la titularidad del teatro barcelonés. En tres horas de reunión, todos los fantasmas y recelos de los herederos de la burguesía barcelonesa deambularon por la Cámara de la Propiedad Urbana. Al final se procedió al refrendo. Se emitieron 585 votos: 356 a favor de la cesión, 180 en contra, 12 nulos, 8 en blanco y 29 abstenciones. Según los estatutos de la propiedad, para el cambio de la titularidad es necesaria la mayoría simple: la mitad más uno de los votos emitidos. La propuesta aprobada establece la cesión del solar y del edificio, así como de los 2.000 millones de pesetas de la póliza de seguros.

La propuesta de cesión votada ayer había sido pactada previamente por la junta de propietarios y las cuatro administraciones que integran el consorcio que rige el Liceo desde diciembre de 1980 -Ministerio de Cultura, Generalitat, Ayuntamiento de Barcelona y Diputación-. Esta propuesta hace que las administraciones sean en el futuro los unicos titulares del teatro y que una fundación, de la que formarán parte los propietarios en una proporción del 20%, sea la que lo administre.

Tradición de generaciones

En la votación, primero, los propietarios se identificaron, uno a uno. Algunos debieron acreditar los certificados de delegación de voto en los casos de multipropiedad de palcos y butacas (hay palcos con siete, seis, cinco y cuatro votos). Muchos guardaban pacientemente cola desde primera hora de la tarde ante la Cámara de la Propiedad. Era mucho lo que estaba en juego; en algunos casos, una tradición de generaciones. Quizá por ello, en la cola no había expresiones de entusiasmo. La cesión de la propiedad de un símbolo como el Liceo es una mezcla de sentimientos complejos: el pragmatismo y la tradición. Pragmatismo porque es difícil, por no decir imposible, mantener temporadas de ópera al margen del dinero público. Tradición porque nada volverá a ser como antes aunque, en apariencia, todo siga igual. Un simple trueque de palabras: antes, propiedad de palcos y butacas; a partir de ahora, usufructo.

Un total de 221 propietarios del teatro, de los 370 existentes, acudieron a la reunión. En los prolegómenos de la sesión, unos a otros se preguntaban sobre la intención de voto, aunque de poco servían los diálogos: las posturas estaban tomadas de antemano. Ya en la asamblea hicieron uso mayoritario de la palabra los partidarios de la no cesión, quienes solicitaron que antes de votar la propuesta se sometiera a referendo si ésta debía votarse o no. La junta no lo admitió. Los contrarios anunciaron que impugnarían el resultado si éste era favorable a la cesión por considerar precisa la unanimidad de los titulares para acordar la donación del teatro.

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