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Fernando Cepeda intentará recuperar su cartel en Sevilla

Antonio Lorca

El torero sevillano Fernando Cepeda atraviesa horas bajas. A pesar de que actuará dos tardes en el abono de la Maestranza, su nombre no figura en los carteles de postín. El año pasado no toreó en Sevilla, y conoció la sima de una carrera taurina fulgurante e irregular, cimentada en un profundo sentido artista del toreo, que tropezó pronto con cornadas y fracturas y el ánimo frágil del propio torero. Tres avisos en Sevilla 1991- y otros tres en Madrid al año siguiente acabaron por desilusionarlo y desalentar al aficionado sobre las posibilidades de un joven con grandes cualidades para alcanzar la cima del toreo.Cepeda quiere recuperar el tiempo perdido y volver al lugar que ocupó antaño, a partir de la Feria de Abril. Es consciente de las dificultades, pero mantiene la esperanza de que podrá sobreponerse. "Estoy viviendo el momento más difícil de mi vida", dice el torero. "Ya no soy el muchacho que empieza -prosigue- y al que la afición espera. Sé que tengo perdido mi crédito como torero y hay muy poca gente que crea en mí. No es que los aficionados hayan olvidado mi toreo, pero sí dudan de mi capacidad para ponerme en mi sitio. Afortunadamente, el único que no tiene dudas soy yo".

Desde el pasado diciembre, Fernando Cepeda está concentrado en una finca de su apoderado, Manolo González, donde entrena y piensa "en lo que tengo que pensar: que siempre estás donde te sitúan tus méritos; de todos modos, creo que tengo, al menos, una justificación, y es que cada año he recibido una cornada que he acusado mucho por mi juventud e inmadurez".

Fernando Cepeda irrumpió en el mundo de los toros en 1985, y en la Feria de San Isidro del 87 recibía la alternativa de manos de Rafael de Paula tras una carrera novilleril meteórica y exitosa, repartida, fundamentalmente, entre Sevilla y Madrid. Cuando aún no había cumplido su primer mes como matador de toros, le llegó la primera cornada, en Francia; en la Feria de Sevilla de 1988 sufre una herida grave al entrar a matar; cuaja una buena temporada en 1989, y en 1991, otra cornada, en Córdoba, le rompe su buena racha.

"Reconozco que tengo el ánimo frágil", dice el torero, "pero también es verdad que he sabido sobreponerme en los momentos más dificiles". Recuerda situaciones en las que ha sido capaz de remontar la adversidad, en especial, un prodigioso quite por verónicas, en Madrid; pero reconoce: "He acusado cualquier contratiempo cuando mejor lo tenía, o me he relajado cuando he visto 50 contratos firmados".

Pero al torero aún le esperaba lo peor: los tres avisos en Sevilla. "El mundo se me cayó encima", afirma, "y cuando entré en el callejón no comprendía nada". Aquella tarde Cepeda tuvo la oportunidad de recomponer su figura en su segundo toro y de comprobar la sensibilidad del público, que le dio ánimos. Por eso, asegura: "Tengo una deuda muy grande con Sevilla y a la que no le he devuelto aún todo lo que se merece".

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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